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Reportaje:

El Ateneo de Madrid busca el esplendor perdido

El gran centro cultural de debate durante más de un sigloes hoy refugio de estudiantes y opositores

Aurora Intxausti

Adentrarse en el portalón del Ateneo de Madrid (Prado, 21) es pasar a unas instalaciones umbrías en las que parece que el tiempo se hubiese detenido hace un siglo. Fue el lugar en el que Azaña preparó alguno de sus discursos, Unamuno tomó nota para sus libros y Buñuel imaginó algunas de sus películas, foro de debate para grandes políticos de la historia de España que preparaban sus parlamentos en ese lugar como antesala del Congreso, centro de documentación para historiadores y lugar de trabajo para escritores. Hoy, sus instalaciones son utilizadas por estudiantes en los últimos años de carrera, opositores y algún que otro investigador. El presidente, José Luis Abellán, sabe que el centro ha perdido el espíritu vanguardista que tuvo hace años y se ha marcado como objetivo transformar el lugar en foro de debate y reflexión.

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Nombrar un gestor que se ocupe de organizar y planificar actividades culturales será uno de los objetivos del actual equipo directivo para sacar a flote un centro que hoy se utiliza más como lugar de estudio que para lo que fue concebido hace más de 160 años. "No podemos equipararnos al Círculo Bellas Artes, que ha tomado el relevo de lo que hace años era este lugar, pero sí lograr que sea un centro de reflexión y debate sobre cuestiones de máxima actualidad literaria, artística y científica. En definitiva, crear opinión", asegura Abellán convencido de que el centro tiene que dar un giro radical para salir del anquilosamiento en el que se encuentra. Las actividades que programan, y suelen ser prácticamente a diario, no atraen a mucho público. Un éxito puede ser llegar a reunir a un centenar de personas, pero lo más frecuente es que no sean más de 10 las que se encuentren sentadas en las butacas del recién remodelado teatro. Los jóvenes que acuden a diario a la biblioteca, y utilizan los ordenadores, participan poco en los actos y utilizan el centro como lugar de estudio, ya que está abierto hasta la una de la madrugada prácticamente todos los días del año.

Cuando el Ateneo era un punto de referencia en el circuito cultural de Madrid fueron numerosos los hispanistas que acudían a él para documentarse y poder realizar sus tesis doctorales. Hoy, muchos de sus libros llevan más de 60 años sin moverse del lugar en el que fueron depositados en las estanterías y el polvo se ha ido acumulando en sus lomos. Entre el silencio de sus paredes pasaron muchas horas escritores como Antonio Buero Vallejo o Carmen Martín Gaite. Actualmente, es poco probable que se vea a escritores así por los pasillos del centro. Manuel Azaña, presidente de la II República y secretario segundo del Ateneo, preparó muchos de sus discursos en el despacho de la primera planta del edificio, junto a la Galería de retratos, donde figuran personalidades tan dispares como el propio Azaña o José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange; escritores como Mariano José de Larra, José Espronceda o Unamuno o cineastas como Luis Buñuel.

¿Las razones de la decadencia? Muchas: la falta de una atractiva programación cultural, precedida del hecho de que durante la dictadura de Franco fue utilizado por el Gobierno como instrumento de propaganda de los temas y conferenciantes que al régimen le interesaba difundir y luego, ya en la transición, las disputas políticas por dirigir el centro y estar en permanente campaña electora (el presidente se vota cada año).

El edificio, compuesto por tres inmuebles, "se había convertido en un gueto en el centro de Madrid. El Ateneo no es ya el centro cultural de referencia que fue, aunque también es verdad que antes no había nada y ahora las actividades culturales se diversifican mucho en edificios como la Residencia de Estudiantes, la Casa de América, Círculo Bellas Artes o Biblioteca Nacional", explica su presidente.

Abellán no tiene reparos en reconocer que el Círculo Bellas Artes ha tomado el relevo de lo que fue el Ateneo de Madrid. "La gestión cultural de ese centro es excelente. Hace 30 años ese lugar era un centro de vejestorios, un sitio desolador y hoy es un centro de vanguardia en el que se presentan las últimas novedades culturales. Nosotros no queremos equipararnos a ellos, pero sí tratar de hacer una gestión adecuada. Ése es el objetivo final, queremos que sea el centro de reflexión y debate sobre cuestiones de máxima actualidad literaria, artística y científica en España", sentencia el presidente.

El Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid fue un gran centro de tertulias, tribuna del progreso desde que abrió sus puertas en 1835 -aunque ya en 1820 comenzó a dar sus primeros pasos- y una vez finalizada la dictadura franquista, el objetivo de los sucesivos presidentes ha sido el de recuperar el espíritu para el que fue creado. En ese objetivo, no les ha favorecido nada la ubicación en la manzana contigua del edificio de la Iglesia de la Cienciología, un inmueble ostentoso de grandes dimensiones, inaugurado por el actor Tom Cruise en septiembre de 2004. A diario se puede ver a jóvenes de esa creencia repartiendo propaganda a los ciudadanos invitándoles a entrar en sus locales. "No nos ha gustado nada que se hayan puesto aquí al lado. Es una secta con un inmenso afán de proselitismo. Cuando se alojaron nos solían pedir las instalaciones para hacer algún tipo de acto y en algún momento se sospechó que querían entrar en el Ateneo porque su afán de captar gente resulta infinito. El Ateneo es una institución que va camino de los dos siglos y no es fácil dejarse engañar", dice Abellán.

Se están rehabilitando los tres edificios y el presupuesto sale de la cuota de 3.500 socios y pequeñas aportaciones de la comunidad. "Necesitaremos que se acerquen fundaciones e instituciones a las que interese este centro, no tenemos otra opción que depender de quienes se quieran acercan hasta aquí". El lugar principal para celebrar cualquier acto es el teatro, considerado una joya del arte neogriego, fue ornamentado en 1883 por el arquitecto y militar Arturo Mélida (1849-1902) y cuenta con 250 localidades. En su restauración se han recuperado los medallones al óleo sobre mitología y poética griegas pintados en sus techos a 15 metros de altura. La nueva junta directiva quiere que el ateneo dé un giro radical y que las sillas no se queden vacías en los actos que convocan. Por ello, debaten la posibilidad de nombrar un gestor cultural que presente un plan director que dé vida al centro. "Tendrá que debatirse entre los socios, pero es una de nuestras propuestas ", según Abellán.

El Ateneo posee una buena biblioteca, una de las mejores de España, cuenta con medio millón de volúmenes, de los que 2.000 de ellos proceden de los siglos XVI al XVIII. Tiene cuatro salas de lectura y una hemeroteca que incluye centenares de revistas y diarios nacionales y extranjeros (cuenta, por ejemplo, con todos los números de la revista Time desde el siglo XIX). También se ha iniciado el proceso de informatización de los libros, que ya van por la letra M. Para acceder hasta el lugar en el que se encuentran trabajando uno tiene que recorrer una sinuosa escalera de madera que parece que entra en las dependencias en las que se refugió Ana Frank. En otras dependencias se encuentra otro grupo de trabajadores que restauran libros deteriorados por el paso del tiempo.

Sala de lectura de la biblioteca del Ateneo de Madrid.
Sala de lectura de la biblioteca del Ateneo de Madrid.ULY MARTÍN
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Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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