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LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

Zapatero asegura que el Estatuto saldrá de las Cortes "limpio como una patena"

El presidente indica que "hay hasta ocho fórmulas" para resolver el encaje del concepto nación

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró ayer que el nuevo Estatuto de Cataluña saldrá "limpio como una patena" tras su tramitación en las Cortes. Es decir, ajustado a la Constitución y al interés general. Este comentario, realizado a los periodistas en la recepción del Palacio Real ofrecida por el Rey con motivo de la Fiesta Nacional, fue una muestra del optimismo que Zapatero trató de infundir sobre el futuro de una reforma cuestionada por el PP y vista con recelo por una parte del electorado socialista. "Es difícil ser más optimista de lo que soy yo", llegó a señalar.

"Un fracaso en el Parlamento catalán hubiera sido un mal escenario para Cataluña y España"
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Zapatero volvió a abordar una de las cuestiones que más recelo han levantado de la reforma del Estatuto, la denominación de Cataluña como nación. Tras admitir que hay opiniones divergentes entre los constitucionalistas acerca de si el término nación en el Estatuto choca con el artículo 2 de la Constitución, que proclama la indisoluble unidad de España, dijo que "no es un problema jurídico sino de sensibilidades y sentimientos".

El presidente reiteró su compromiso de "buscar una fórmula que haga compatible los dos sentimientos", el de los catalanes que sienten que Cataluña es una nación y el de los españoles que creen que nación sólo hay una. Zapatero adelantó que para ello "hay varias fórmulas, hasta ocho". E incluso agregó que él, que es profesor de Derecho Constitucional, tiene clara una fórmula desde hace tiempo.

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Adelantó que, además de la fórmula en torno al término nación, se modificarán en las Cortes otros aspectos de la reforma del Estatuto, como el blindaje de competencias y el modelo de financiación que plantea. "Va a ser más fácil de lo que algunos piensan", dijo respecto a la propuesta sobre financiación.

Zapatero fue preguntado por qué no trató de que esas modificaciones se realizasen antes de la votación de la reforma estatutaria en el Parlamento catalán. Respondió que "el Estatuto podía haber llegado a las Cortes de otro modo", pero tuvo claro desde el principio que "había que respetar el procedimiento y dejar trabajar al Parlamento de Cataluña, que tiene su papel. Y después, le toca a las Cortes".

Invocó, a este respecto, su esfuerzo y responsabilidad -con las entrevistas de última hora con el líder de CiU, Artur Mas, y el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, en La Moncloa- para lograr que el Estatuto fuera aprobado por el Parlamento de Cataluña. "Un fracaso de la reforma en el Parlamento catalán hubiera sido un mal escenario para Cataluña y España" dijo, y aclaró más su posición al señalar: "Si se hubiera retrasado año y medio más, habría sido un escenario no deseable. Una segunda vuelta hubiera sido peor".

Frente a la sensación de pesimismo sobre el futuro de la reforma, Zapatero aseguró que "será menos difícil de lo que algunos piensan". Tras señalar que "algunos actúan como si la reforma del Estatuto estuviera ya en vigor", pidió que "no se tenga prisa, porque todavía no se ha producido la toma en consideración del proyecto de ley".

Añadió que, "seis meses después de que se haya aprobado y entre en vigor la reforma, preguntará a los que ahora se echan las manos a la cabeza qué es lo que ha pasado. Y lo que pasará es que seguiremos funcionando muy bien como país".

Destacó como un momento "relevante" del proceso, el debate en el Congreso, el próximo 2 de noviembre, sobre la toma en consideración del proyecto de Estatuto. Ahí, precisó el presidente, se fijarán las posiciones, que tienen que despejar "con la suficiente claridad el camino que se va a recorrer". Zapatero aclaró que no tiene previsto llamar al líder del PP, Mariano Rajoy, antes de ese debate. Y mostró curiosidad por la actitud que mantendrá el PP ante las enmiendas a la reforma que defenderá el PSOE en el Congreso.

Luego, aseguró que no es cierto lo que dice Rajoy de que siempre se han pactado las grandes cuestiones territoriales entre los dos principales partidos nacionales. Puso el ejemplo del referéndum de Andalucía en 1981, en el que la UCD se opuso a que esta comunidad alcanzara la autonomía mediante el artículo 151, mientras el PSOE la defendió. Y recordó que la UCD perdió aquél referéndum.

El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, segundo por la izquierda, conversa con Maragall en presencia de Solbes, Caldera y Rojo.
El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, segundo por la izquierda, conversa con Maragall en presencia de Solbes, Caldera y Rojo.

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