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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sabores de África en Madrid

KIM BUM BU, cocina sencilla y saludable de Tanzania, Senegal, Camerún o Malí

José Carlos Capel

El nuevo Kim Bum Bu no es uno más de los restaurantes étnicos o exóticos que han abierto sus puertas en Madrid en los últimos años. Para sorpresa de muchos, en su carta figuran sabrosas especialidades del África negra escogidas cuidadosamente en países y zonas del gigantesco continente.

Se trata de una cocina pobre, y por ello mismo saludable, con muchos puntos de afinidad con la vieja dieta mediterránea, en la que entran en juego tubérculos, verduras y frutas, además de frutos secos como los cacahuetes y condimentos como el curry o la leche de coco. Comida casera muy sencilla, algunas de cuyas recetas han sido tenidas por afrodisiacas y han dejado huella en la ciudad de Nueva Orleans y en amplias zonas de Perú, Brasil y el Caribe. Y también en puntos del Índico, como las islas Seychelles o isla Mauricio, fusionada con otras asiáticas o europeas.

KIM BUM BU

Colmenares, 7. Madrid. Teléfono 915 21 26 81. Cierra festivos. Precio medio, entre 25 y 30 euros. Menú, 21 euros. Ensalada de papaya, 5,80 euros. 'Yassa' de pollo, 8,80 euros. Ternera al sésamo, 8,80 euros. Bolitas de piña y coco, 3,50 euros.

Pan ... 4

Bodega ... 4

Ambiente ... 7,5

Servicio ... 6

Aseos ... 7,5

Café ... (no se sirve)

Más información
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Adaptado al gusto europeo

¿Cuál es la autenticidad de los platos que ofrece esta casa? Sobre el papel, bastante relativa. Aunque las recetas se proclaman oriundas de Tanzania, Suráfrica, Senegal, Camerún, Malí y otros países, constituyen interpretaciones refinadas en las que se aprecian esfuerzos de adaptación al gusto europeo. Nada de carnes de caza ni de provocaciones tribales que habrían encontrado escaso eco entre su clientela. Hasta tal punto que la ensalada de papaya, aguacate y espinacas, así como la de manzanas dulces con col y queso frito, que se atribuyen a Suráfrica, podrían haberse inventado en Nueva York en el hotel Waldorf Astoria.

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De corte más casero es el yassa senegalés, pollo agridulce con cebolla confitada, de hechuras mediterráneas. Lo mismo que el pollo de granja con plátanos y yuca, muy recomendable. O la ternera guisada al sésamo, sencillo estofado del oeste africano. Más raro para el paladar occidental es el futari de Tanzania, una fritada de calabaza con cebollas, cacahuetes y leche de coco, poco encandilante.

A la hora de confeccionar el menú hay que tener presente que los platos de carne son mejores que los de pescado, y no olvidar que las verduras son el punto fuerte de su cocina. En absoluto merecen la pena las croquetas de pescado ni las brochetas de pez espada, seriamente perjudicadas por la falta de frescura de los pescados. En cambio, está bien la batsuana surafricana, pastelito de maíz con un salteado de la gramínea y alcachofas.

Comedor del restaurante Kim Bum Bu, en Madrid.
Comedor del restaurante Kim Bum Bu, en Madrid.SANTI BURGOS

SUCULENTOS POSTRES RESUELTOS A LA EUROPEA

KIM BUM BU es un restaurante recoleto, que opera bajo influjo de la plaza de Chueca. Un local fashion con interiorismo a la última, impregnado de un exotismo forzado, donde no faltan grandes esculturas de madera, losetas de Zimbabue y piedras volcánicas. Y hasta música tribal al más puro estilo de Memorias de África. Ambientación étnica en la que desconciertan las mesas de su comedor, algo incómodas, que sólo permiten reunir grupos fijos de comensales y se asemejan a extraños catafalcos. Lo que no se entiende es que un lugar donde se rinde culto a la cultura culinaria africana dé la espalda a los fabulosos cafés de Kenia y Etiopía y no sirva ninguno después de las comidas. Tan sólo un té negro de Malí intenta cumplir, sin éxito, un papel equiparable. La bodega, puramente testimonial, con un puñado de botellas que se tarifan a precios económicos, apenas permite salir del paso. En la lista, algunas marcas conocidas, en las que se comete el error de no indicar la fecha de la añada de los crianzas y reservas. Con los postres, la casa sube varios enteros, también exóticos pero resueltos a la europea. Por su refinamiento y la forma en que están preparados se aprecia la mano de un pastelero experto, aunque su autenticidad sea muy escasa. Es muy golosa la compota espesa de frutas exóticas con mango y café, tentadoras las bolas de coco con piña, algo infantiles las natillas de plátano y agradable la montaña de mango. Una buena alternativa es el menú degustación (21euros), que sólo se sirve para mesas completas. Por las noches y los fines de semana es aconsejable contar con reserva.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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