Ofrendas, lágrimas y silencio emotivo por Best, el ídolo desaparecido
Todos los partidos de fútbol disputados ayer en el Reino Unido empezaron con un minuto de retraso, el dedicado a recordar a un jugador de leyenda, George Best, fallecido a los 59 años de edad, el pasado viernes, en el hospital londinense de Cromwell a causa de una infección pulmonar, la última complicación en un cuerpo deteriorado por el alcohol. En muchos campos, sin embargo, como los del Wolverhampton y el Celtic, los aficionados cambiaron el emotivo silencio por los aplausos.
El mayor homenaje lo recibió Best en su estadio, Old Trafford, aunque no había encuentro. Miles de personas, las que le vieron jugar y las que no tuvieron esa oportunidad, convirtieron sus aledaños en un santuario frente a la estatua de Matt Busby, el legendario técnico que le dirigió. Depositaron flores, fotos, camisetas, bufandas o tributos escritos en su honor, como muestra la imagen. El delantero norirlandés jugó allí diez años y fue donde se consagró como un futbolista diferente.
Su Manchester juega hoy en Londres, frente al West Ham, y, por supuesto, llevará un brazalete negro en señal de luto. Su técnico, Alex Ferguson, ya ha anunciado que el próximo partido, en casa, constituirá el gran homenaje a quien fue decisivo en la época más brillante del club, que culminó en 1968 con el triunfo en la Copa de Europa y la consecución por él mismo del Balón de Oro. El quinto beatle será enterrado el próximo viernes en su ciudad natal, Belfast.
