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TENIS | Comienza el Open de Australia

Pleno de figuras entre las mujeres, grandes ausencias entre los hombres

Carlos Arribas

La felicidad nunca es completa. Los aficionados celebran con jolgorio el regreso a la competición a los 25 años de Martina Hingis, la número uno entre las mujeres a finales del siglo pasado; los aficionados festejan que las hermanas Williams, que Kim Clijsters, que Justine Henin, que Lindsay Davenport, que Maria Sharapova, que tantas tenistas como en los últimos años han pasado por la cima y han descendido lesionadas o cansadas estén dispuestas a batirse el cobre en Melbourne; los aficionados se regocijan de que entre las mujeres no falte ninguna, y, más aún, de que quienes se habían ido hayan vuelto, incluida la turbulenta Jelena Dokic.

Y al mismo tiempo los aficionados lloran.

Hay dominando el mundo un tenista llamado Roger Federer, un fuera de serie suizo, un jugador que con talento, clase y toque demuestra todas las semanas que el tenis, más que fuerza, potencia y saques demoledores, es astucia, estrategia, cabeza. A Federer, de 24 años y ganador de seis torneos del Grand Slam (dos de ellos en 2005: Wimbledon y Open de Estados Unidos), el año pasado le amargaron la vida tres tenistas especialmente: el ruso Marat Safin, que le derrotó en la semifinal del Open de Australia; el español Rafa Nadal, que le apeó en la penúltima ronda de Roland Garros, y el norteamericano Andre Agassi, que le opuso fiera resistencia en la final del Open de Estados Unidos. Ninguno de los tres le podrá poner a prueba este enero. Los tres son víctimas de uno de los grandes males que dañan al tenis del siglo XXI: las lesiones como síntoma de abuso de la fuerza, de calendarios sobrecargados. El otro gran mal, el dopaje, dejó ya en la cuneta, por ocho años, a Mariano Puerta, finalista del último Roland Garros.

Nadal, Agassi, Safin...

La lesión de Nadal, de 19 años, que le fuerza a perderse su primer grand slam desde su irrupción en lo más alto, le obliga, de paso, a reflexionar sobre las prioridades de su carrera, sobre la necesidad de seleccionar sus objetivos. Agassi, de 35 años, carga, además de con unos tobillos frágiles, con el peso de la edad. La ausencia de Safin ratifica, en todo caso, el carácter guadiana del talento ruso, de 25 años, último ganador en Australia, quien no juega desde el verano pasado debido a una insidiosa lesión en la rodilla izquierda.

Sin ellos, a Federer le bastará con desconfiar de los jóvenes que llegan entre pompa y fanfarria (Monfils, Gasquet, Murray) antes de vérselas con los viejos conocidos (Roddick, Hewitt) a los que tanto intimida.

Entre hombres (12) y mujeres (ocho), habrá 20 tenistas españoles en el primer grande del año. Carlos Moyà, finalista en 1997, será el cabeza de cartel de un grupo que incluye a David Ferrer, Juan Carlos Ferrero, Tommy Robredo, Fernando Verdasco y Feliciano López entre los 32 cabezas de serie. Anabel Medina (nº 28) es la única cabeza de serie española entre las mujeres.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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