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Reportaje:

"Ni en el mejor de mis sueños"

Diego Milito revela que nunca marcó tantos goles y se lleva el balón dedicado por sus compañeros: "Simplemente, gracias"

Los llevaba en una bolsa de plástico de una panadería, agarrada ésta por las asas, escondida debajo de un brazo. Allí llevaba Diego Milito el balón y la camiseta del partido, firmado aquél por todos sus compañeros. Sería el cansancio o la emoción del momento lo que originó que la dedicatoria que le regalaron los suyos al gran héroe de la noche no fuera un dechado de originalidad, "Simplemente, gracias", rezaba.

"Las gracias se las doy yo", declaraba el protagonista, exhausto aún tras la ducha, haciendo frente a un batallón de periodistas que le esperaban tras una valla. "Esto ha sido increíble y lo recordaré toda mi vida", expresaba Diego Milito sin levantar la voz, escondiéndose casi de tanta cámara y tanto flash. Y eso que tenía motivos para copar todas las luces. La memoria tiene que viajar hasta la temporada 1947-1948 para encontrar a un futbolista que le haya marcado más goles al Madrid en España. Fue Echevarría, delantero del Oviedo, quien se puso las botas firmando cinco goles de aquel 7-1 con el que el conjunto asturiano despachó al madrileño. Otros llegaron a tres goles, como García Castany, precisamente con el Zaragoza, en la temporada 1974-1975; el polaco Urban, con Osasuna en la de 1990-1991, o el búlgaro Penev, con el Celta, en la de 1998-1999. Pero nadie se había atrevido a tanto como Diego Milito: "Marcar cuatro goles, hacerlo ante el Madrid, en una semifinal de la Copa, ante esta afición... ¿Qué más se puede pedir? Ni en el mejor de mis sueños me había visto en una así".

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Reconoció Diego Milito que jamás había hecho cuatro tantos en partido alguno y reveló que su técnico, Víctor Muñoz, se había limitado a felicitarle "como a todos los demás". "Aquí nadie es protagonista", subrayaba ante de esforzarse, con poco éxito, en poner freno a la euforia: "Aún no nos vemos en la final. Hay que ser humildes porque con el Madrid y en el estadio Bernbáu nunca se sabe".

Mientras Diego Milito vivía el que definió como "mejor momento" de su carrera deportiva, Zidane aguardaba en el autobús a que sus compañeros le acompañaran en lo que sería un fúnebre viaje rumbo al aeropuerto de Zaragoza. El francés se tumbó en la última fila, ahuecó el nudo de su corbata y dejó la mirada perdida. Pudo ver cómo Casillas era uno de los pocos que se paraba ante los medios de comunicación, lo que también hicieron Sergio Ramos y Baptista. Se esmeró el meta madridista en poner buena cara al mal tiempo y por eso recordó, una y otra vez, que quedan 90 minutos: "Esto ha sido muy duro, pero hay que pasar página. Tenemos que intentar remontar y esperamos tener el apoyo de la gente en nuestro campo. Estoy seguro de que lo podemos conseguir".

Quizá porque fueron compañeros durante cinco temporadas en el Madrid, César, el portero del Zaragoza, coincidió en varios detalles con Casillas. Para él, la eliminatoria no está ni mucho menos finiquitada y, desde la experiencia, se atrevió a asegurar: "Hay que ser muy respetuosos. Yo he visto muchas cosas y si alguien puede darte el susto por mucha ventaja que lleves ése es el Madrid".

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