_
_
_
_
_

Cuatro supuestos autores materiales se bajaron de los trenes en la parada de Vicálvaro

Jorge A. Rodríguez

El cruce de los datos de ADN y huellas dactilares con las declaraciones de los testigos han permitido descubrir que al menos cuatro de los supuestos autores materiales del 11-M abandonaron los trenes atacados en la estación de Vicálvaro, justo antes de la de Santa Eugenia (donde estalló una sola bomba), dejando tras de sí varias cargas mortales.

Los supervivientes del ataque vieron el día de la matanza cómo al menos dos personas se bajaban de los trenes y, junto a un terraplén, se desprendían de algunas prendas de ropa. Estas prendas fueron recogidas por la Guardia Civil en las inmediaciones de dicha estación y sometidas a pruebas de ADN: allí estaba el rastro genético de Rifaat Anouar Asrih, Mohamed Oulad Akcha y Abdennabi Kounja (muertos en Leganés junto a Allekema Lamari, Jamal Ahmidan, Rachid Oulad Akcha y Serhane Ben Abdelmajid) y también de Othman el Gnaout, preso como supuesto autor material.

El informe elaborado para el juez Juan del Olmo sobre las huellas y los perfiles genéticos indica que todos estaban mezclados, posiblemente porque se intercambiaron las ropas, en los días previos a la matanza. Dado que el ADN de Kounja, Mohamed Oulad y Anouar Asrih también estaban en los vehículos supuestamente usados por los terroristas y que estaban aparcados en la estación de Alcalá de Henares, todo hace pensar en que tomaron los trenes en ese punto, colocaron las cargas mortales y, posteriormente, se bajaron en Vicálvaro para iniciar la huida, posiblemente en el Citroën C-3 que luego usaron para el ataque fallido al AVE, donde también está el ADN de Jamal Ahmidan, Kounjaa y Mohamed Oulad.

De 11 a 13 terroristas

Las investigaciones genéticas y dactilares permiten situar a los siete suicidas de Leganés en los escenarios de los crímenes, así como a cinco personas sin identificar, lo que elevaría a 11 el número de integrantes del comando que ejecutó la matanza. A ellos hay que sumarles a El Gnaout (sus huellas están en Chinchón y Vicálvaro) y Mohamed Afallah (cuyas improntas dactilares estaban en Chinchón y Leganés), lo que cerraría el número de 13. Es decir, tantos terroristas como mochilas bomba.

Del que no se ha hallado ni rastro en ninguno de los escenarios de la matanza, más allá de las identificaciones visuales de testigos (como el caso de Gnaout) es de Jamal Zougam, el primer detenido en relación con la matanza, el 13 de marzo de 2004. Por el momento, sólo le involucran sus relaciones personales, las investigaciones previas, las pesquisas sobre los teléfonos y dos testigos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_