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Entrevista:Bernard Pécoul | Director ejecutivo de la Iniciativa de Fármacos para Enfermedades Olvidadas (DNDi)

"Los Gobiernos deben responsabilizarse para tratar las enfermedades olvidadas"

Olvidados y abandonados a su suerte. Millones de personas de países en vías de desarrollo enferman o mueren debido a las denominadas enfermedades olvidadas: una lista entre las que destacan la malaria, la leishmaniasis, el chagas o la tripanosomiasis (enfermedad del sueño). No existen fármacos adecuados para combatirlas ni sistemas de diagnóstico eficientes. La industria farmacéutica se ha volcado en las patologías de países ricos, con elevado nivel de compra: las cardiovasculares y el cáncer. El mercado farmacéutico mundial alcanzó los 600.000 millones de dólares en 2005 pero los países en desarrollo apenas figuran en ese mercado.

"Se ha descubierto muy poco en los últimos 35 años para combatir las enfermedades olvidadas", señala Bernard Pécoul, director ejecutivo de Drugs for Neglected Diseases Initiative (Iniciativa de Medicinas para Enfermedades Olvidadas, DNDi), una organización sin ánimo de lucro que trata de reequilibrar la balanza en favor de los pacientes olvidados aprovechando las capacidades dispersas en I+D existentes con el apoyo de especialistas. "Los Gobiernos son responsables de apoyar el desarrollo de tratamientos contra este tipo de enfermedades", afirma.

El DNDi negocia con diferentes países la obtención de fondos para la investigación
Sólo 20 de los 1.556 nuevos fármacos de los últimos 30 años tratan enfermedades tropicales

Un dato ilustrativo del desequilibrio en investigación: desde 1975 a 2004 se comercializaron 1.556 nuevos fármacos. Sólo 20 de ellos (el 1,3%) tratan las enfermedades tropicales. Y por si fuera poco, muchos de los escasos medicamentos existentes no están adaptados a la situación de esos países. "Algunos son muy tóxicos, por ejemplo el que se utiliza en el tratamiento de la enfermedad del sueño es un derivado del arsénico que puede matar a uno de cada 20 pacientes. Es un riesgo inaceptable en el siglo XX", dijo Pécoul, que participó recientemente en el IX Congreso Nacional del Sida en Barcelona.

Muchos de los tratamientos actuales son caros, no se adaptan a las necesidades de los pacientes de países pobres, son difíciles de administrar o están restringidos por patentes.

Pécoul incluye el sida en la lista de patologías olvidadas por la ausencia de I+D dirigido a frenar la pandemia en los países pobres. "Existe un gran número de instituciones académicas implicadas en los estudios parasitarios, hay mucho conocimiento nuevo, pero pocas iniciativas que intenten utilizarlo para modificar la realidad". DNDi nació en 2003 bajo el impulso de Médicos Sin Fronteras, los institutos de investigación médica de India y Kenia, el Instituto Pasteur y la fundación brasileña Oswaldo Cruz.

A finales de 2006, verán la luz sus dos primeros medicamentos, no patentados, para la malaria. Sencillos de administrar (un comprimido diario durante tres días), se basan en una combinación de artesunato/mefloquina y artesunato/amodiaquina. El precio de mercado variará entre los 2,5 euros para la formulación más cara y los 0,5 euros para la formulación pediátrica.

En el desarrollo ha participado la farmacéutica Sanofi-Aventis y el precio bajará hasta un euro si la producción se amplía a otras compañías y se diversifica el cultivo de artemisia, concentrado en China. Vietnam ya la hace, y Tanzania y Kenia comienzan ahora.

Los nuevos antimaláricos incrementarán en algunos casos el nivel de eficacia hasta el 95%. "El impacto inmediato sobre la mortalidad y la morbilidad será muy grande: la artesimia disminuye los parásitos en sangre y eso reduce la transmisión de la enfermedad", asegura. Pécoul ve con buenos ojos la gran aportación económica de la Fundación Bill & Melinda Gates para desarrollar una vacuna eficaz contra la malaria -"cuantas más estrategias emprendamos, mejor"-, y espera que en el futuro fructifiquen las conversaciones que mantienen.

El objetivo del DNDi es conseguir entre seis y ocho nuevos fármacos y tratamientos antes de 2014, para lo que necesita invertir 255 millones de dólares. Actualmente desarrolla 20 proyectos, 10 en fase de descubrimiento, cuatro en fase preclínica y seis en fase clínica.

La iniciativa está realizando pruebas clínicas de un fármaco para la leishmaniasis en el Este de África, Sudán y Etiopía: "Ojalá que para que el año 2008 sea accesible para la población", dice. Al mismo tiempo, prepara una combinación de dos medicinas contra la enfermedad del sueño. Y la compañía japonesa Esai trabaja en el chagas. MSF proporcionará a DNDi fondos durante los primeros cinco años.

El Gobierno británico es el primero que se ha comprometido en este proyecto y el mes pasado acordó aportar 6,5 millones de libras. Pécoul explica que a finales de año se espera firmar otro acuerdo con Francia y que existen conversaciones para lograr otro acuerdo con España.

Bernard Pécoul, en la sede de Cosmocaixa en Barcelona.
Bernard Pécoul, en la sede de Cosmocaixa en Barcelona.MARCEL·LÍ SÁENZ

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