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El referéndum del Estatuto catalán

Maragall invita a ERC y al PP a sumarse al consenso

El presidente elude pronunciarse sobre su futuro, pero promete dedicar "todo su esfuerzo" a desarrollar el Estatuto

"Queridos catalanes: Tenemos Estatuto". El gran protagonista de la jornada, Pasqual Maragall, entonó anoche un eufórico discurso en medio de una recepción oficial en el Palau de la Generalitat, sin reparar demasiado en la baja participación, que calificó de "remarcable". Tras desatacar la "rotunda" victoria del sí, Maragall invitó a Esquerra Republicana y al Partido Popular a "sumarse al consenso" para desarrollar el Estatuto. El presidente, que eludió hablar de su futuro político, dio por iniciada una nueva etapa en la que "a Cataluña se le ha acabado el victimismo".

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Organizando una recepción por todo lo alto en plena noche electoral, un acto sin precedentes en Cataluña, Maragall buscaba realzar su perfil. Acababa de conseguir su máxima aspiración política, mientras el ruido de sables va in crescendo en su partido, amenazando su continuidad al frente de la candidatura socialista a la Generalitat.

Maragall, pese a recordar su compromiso en el desarrollo del Estatuto, no estaba ayer para peleas de partido -"ahora esto no es lo importante", dijo-, y se dedicó a exhibir el vestido de presidente jubiloso en el que está enfundado desde hace días. Así, en su discurso ante las cámaras de televisión, destacó la victoria "rotunda e inapelable" del , y recordó que los votos negativos "de izquierda y de derecha no pasan de una quinta parte de los votantes".

Pero una vez ajustadas las cuentas con sus rivales, actuó como presidente y apeló al consenso de todos, incluido el PP y ERC, para desarrollar el nuevo Estatuto, además de llamar veladamente al PP a "alejarse de la práctica irritada de la política que nunca debería haberse producido en nuestra sociedad".

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Críticas a la Junta Electoral

También tuvo agrias palabras para la Junta Electoral Central (JEC), cuyas resoluciones han puesto en tela de juicio toda la campaña a favor del que había planeado el Gobierno catalán. "Visto ahora, son difícilmente comprensibles las objeciones judiciales a las que hemos tenido que hacer frente para fomentar la participación desde el Gobierno".

Dicho esto, el presidente entonó su discurso sobre los tiempos por venir, un futuro que en opinión del presidente "nunca había sido tan esperanzador" y en el que ya no caben según qué quejas: "Se acabó el victimismo", proclamó Maragall antes de llamar a los ciudadanos a "estar a la altura de lo que hemos decidido".

Maragall pronunciaba estas palabras desde la sala Torres García, adjunta al Pati dels Tarongers de la Generalitat, en el que se desarrolló el conjunto de la celebración.

Poco después de acabar el discurso llegaba a la Generalitat José Montilla, el primer secretario del PSC, de quien minutos antes nadie sabía si optaría por ir a la Generalitat o acabar la celebración en la sede de los socialistas en la calle de Nicaragua. Con las cámaras al acecho, Maragall y Montilla optaron por darse un abrazo público al tiempo que hacían el signo de la victoria. La misma escena se repitió entre Maragall y sus consejeros, y muy especialmente con Joan Saura (ICV), visiblemente emocionado.

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