_
_
_
_
_
Reportaje:El caso de la estranguladora de Barcelona

Una mujer sociable

El asesino en serie, como Remedios S., escoge a sus víctimas según un arquetipo; el asesino múltiple mata al que se le pone por delante

El perfil, el de siempre: la presunta asesina es una mujer de comportamiento normal, sociable, apreciada por la gente que la trata. Su detención ha provocado sorpresa entre los que la conocen, lo que tampoco es novedoso. Son datos que se repiten miméticamente cuando se detiene al autor de crímenes en los que, aparentemente, no hay móvil. ¿Por qué una mujer de vida aparentemente ordenada mataba ancianas en sus ratos libres? "Odio a la madre", es la respuesta fácil, y quizá sea cierta. La infancia está presente en la mente de muchos homicidas como un periodo negativo de sus vidas.

Hay asesinos múltiples y asesinos en serie. Alejandro del Toro, fiscal del Tribunal Supremo y experto en criminología, define a los primeros como los que matan sin un modelo de víctima preestablecido. El Arriopero sería un ejemplo. El asesino en serie es el que escoge a sus víctimas según un arquetipo. Puede citarse a Jack el Destripador (sólo mataba prostitutas), el Vampiro de Düsseldorf (niñas impúberes) y el doctor Petit (fugitivos). Según Del Toro, en España existen los casos del Sacamantecas, que mataba mujeres casadas, o el de Pilar La Valenciana, que envenenaba a sus patronas.

El asesino de Santander y la Vampira del Raval fueron linchados por sus compañeros de penal
Más información
La asesina de ancianas guardaba en su casa joyas de las víctimas

La historia de los criminales en serie o de los asesinos múltiples está parcelada por las pasiones o desvaríos humanos. Hay quien mata prostitutas, pero también están los que matan homosexuales, y los que matan niños, y los que matan ancianas. Están, como Manuel Delgado, El Arriopero, los que matan, sin que medie motivo de ajuste de cuentas, pasión o codicia, todo lo que se les pone por delante en el momento en el que se le dispara el cromosoma de la violencia. Y están los que, como la amable Viuda Negra de L'Hospitalet, invitaba a sus vecinos a tomar unas copas en su casa y los envenenaba lentamente para quedarse con su dinero.

En el apartado de asesinatos de ancianas en Barcelona, el antecedente más próximo es el de Juan Ignacio Orduña, que pasó a ser conocido como el asesino de Lesseps. Era, no podía ser de otra manera, un amable y cordial empleado de una casa de discos. Como la mujer ahora detenida, él también aprovechaba sus ratos libres para seguir ancianas y ganarse su confianza las tardes de los jueves, en las que libraba. Ganada la confianza, las mataba. Mató a tres e hirió a media docena en su primera época como asesino. Al salir de la cárcel tras 18 años de reclusión, volvió a matar a otra anciana y violó a media docena. Si la mujer ahora detenida estrangulaba a sus víctimas, el asesino de Lesseps las mataba golpeándolas con saña. En el caso de Juan Ignacio Orduña, él mismo explicitó que se había iniciado en la vida sexual mirando a su abuela y de ahí, quizá, su pasión por las mujeres ancianas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

¿Puede calificarse de asesina en serie a Remedios? Por sus características sí, aunque existen diversos puntos de vista sobre lo que debe definirse como asesino en serie, tipología criminal más propia de países anglosajones que mediterráneos, en los que este tipo de criminales se dan poco. Que se den poco no quiere decir que no existan. En el caso concreto de asesinos en serie de ancianas está el caso del hombre que en Santander asesinó, según datos oficiales, al mayor número de ancianas del que hasta el momento se tiene noticia, aunque de forma extraoficial cunde la sospecha de que sin entrar en la rueda de los asesinos en serie muchos ancianos fallecidos en su casa de muerte natural en realidad murieron de sobredosis de hipotensor porque sus familiares ya estaban hartos de cargar con el anciano. Siguiendo el ritual de que incluso entre los asesinos hay clases, al asesino de ancianas de Santander lo ahorcaron en la cárcel sus propios compañeros. A principios del pasado siglo, una mujer conocida como la Vampira del Raval fue linchada por sus compañeras de prisión. Cumplía condena por el asesinato de varios niños. Los códigos de honor de la delincuencia son, con los violadores y asesinos de niños y ancianas, más duros que los de la propia justicia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_