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Sueños de la Naturaleza

Sus inconfundibles imágenes de naturaleza le han convertido en un grande de la fotografía. Frans Lanting resume dos décadas de carrera con un nuevo proyecto titulado 'Vida. Un viaje a través del tiempo', en el que muestra lo mucho que del pasado permanece en el presente

Lola Huete Machado

Frans Lanting se topó de niño con Nils Holgersson, el protagonista de ese maravilloso viaje escrito por la premio Nobel sueca Selma Lagerlof en 1906, y soñó con ser él, con hacerse diminuto y cruzar la frontera del mundo animal para realizar su misma tarea: mediar entre la naturaleza y el hombre. Nils voló junto a una bandada de gansos; contempló la Tierra, su país, su geografía desde lo alto; convivió con águilas, cuervos y osos, y supo de sus problemas, amenazas y temores. Aprendió a ver a través de sus ojos. "El hombre solo no puede regir el mundo. Mira, tu gente tiene tanto que quizá podría dejar algunos lagos, ciénagas, acantilados y bosques remotos para nosotros… Así es como los animales podremos vivir en paz", le indicó el jefe ganso a Nils. Y Frans tomó buena nota.

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Con 21 años, cuando la brújula de su vida indicaba otra dirección, Lanting fotografió su primera historia animal y todo cambió: "Me subí a lomos del ganso, por decirlo de algún modo, y volé lejos".

Ahora -dos décadas de carrera exitosa después-, Lanting, nacido en Rotterdam en 1951, ha protagonizado y escrito también su travesía maravillosa. Se titula Vida. Un viaje a través del tiempo, y es una obra múltiple compuesta por un libro fotográfico, un espectáculo audiovisual con música de Philip Glass que se estrena el 29 de julio en Santa Cruz (California), una exposición itinerante que se inaugurará el 22 de septiembre en Leiden (Holanda) y una página web educativa: www.lifethrougtime.com.

Las preguntas sobre el contenido de su obra las contesta Lanting desde Hawai. "Su mensaje me ha llegado hasta Midway Atoll, una remota isla del Pacífico central", nos dice por e-mail. Se trata de uno de los refugios de vida salvaje más impresionantes del mundo (un paraíso de aves, sobre todo albatros; delfines, tortugas, corales…) y uno de sus frecuentes escenarios de trabajo. No es difícil imaginarle allí, apostado en un rincón, mirando a través de su eterna cámara Nikon, a la espera, sin interferir, volviéndose minúsculo como Nils para ocultar su presencia y convertirse así en alguien familiar a ojos animales; esperando la luz, la pose adecuada, el instante buscado…

"Es un honor cuando un animal salvaje me acepta cerca de él", confesó en 1992. Detalles sobre su modo de acercamiento a ese otro mundo no suele dar muchos. "Yo sólo muestro lo que veo a quienes no tienen acceso a lugares recónditos. Sólo soy un mediador", ha insistido siempre. Desde Hawai, Lanting confiesa ahora: "Me encanta viajar a explorar en lugares lejanos, pero mi lugar favorito, sin duda, está en mi propia casa, en las praderas a lo largo de la costa de California". Esa casa, y su cuartel general en Santa Cruz, es también la de Christine Eckstrom. "Se trata de mi esposa y mi socia, trabajamos juntos. Ella a veces escribe, a veces graba; es la editora del libro, y desempeña un papel tan importante que sólo puedo decir que sin ella este proyecto no habría sido posible".

Desde allí van y vienen ambos por los cinco continentes retratando ese tesoro que es la diversidad biológica en imágenes inconfundibles, mezcla entre lo poético y lo épico; con texturas y matices de color que a veces las hacen mágicas, ensoñadoras, y a veces, verdaderas pinturas. Y sobre todo, consiguen una suerte de efecto novedad: como si este león, tortuga o mono fueran distintos a lo visto anteriormente.

Con casi dos centenares de fotos rastrea Lanting, en su viaje en el tiempo, lo que fuimos y somos; muestra la vida como algo global de lo que formamos parte, tal como aprendió de Nils. "De hecho, el cambio más importante en nuestro pensamiento en los últimos 30 años es la conciencia creciente de que necesitamos considerar la naturaleza como un todo. Jame Lovelock ya lo articuló en su teoría de Gaia. En este libro de la vida, la consideramos el sexto elemento, que se suma a los cinco clásicos: tierra, fuego, agua, aire y espacio", dice. Elija cualquiera de las fotos de este artículo y mírela. Ha sido tomada ahora mismo, por así decir. Pero bien podría ser de hace millones de años si alguien hubiera dispuesto entonces de cámara para inmortalizar la escena. Y así sucede con los muchos protagonistas de este libro, actores todos de un tiempo pasado: la pequeña tortuga verde de la reserva natural de Galibi, en Surinam; la cría de cocodrilo asomando del huevo en el delta del Okavango, en Botsuana; el diablo espinoso, un pequeño largarto, del desierto central de Australia; los baobabs de Madagascar en invierno; las orquídeas nativas de Perú; las praderas de la reserva Masai Mara, de Kenia; los caimanes de Namibia, etcétera.

"Mi meta era crear una secuencia de imágenes que puedan ser vistas como cortes a través del tiempo", cuenta este holandés premiadísimo, fotógrafo residente de National Geographic, del que la revista New Yorker dijo: "Nadie como él sabe convertir los animales en arte". Lanting está considerado por muchos como "embajador de la preservación de la naturaleza" en una época en que mucho de ella desaparece del mapa a un ritmo desolador. "Quizá yo pertenezca a la última generación de fotógrafos que han podido ver y mostrar la vida salvaje en todo su esplendor. Las próximas generaciones dispondrán de mejor tecnología, pero ¿qué quedará de la vida salvaje?", ha dicho.

¿Cómo nació la idea de su nueva obra, tras publicar Junglas, Pingüinos, Planeta vivo, Frente a frente, Okavango, Bonobo, el mono olvidado, y tantas otras? "En primavera, hace siete años, me encontraba en la línea que deja la marea en un estuario al este de Estados Unidos y observé algo que me transportó en el tiempo. Vi unos cangrejos cacerola salir del agua a desovar, un antiguo ritual que se remonta a cientos de millones de años", dice. La experiencia le hizo darse cuenta de que el pasado está en el presente. Y se puede retratar.

Algunas respuestas suyas desde Hawai:

"Es el proyecto más ambicioso que he realizado nunca; la síntesis de mi carrera".

"Me ha llevado siete años. Algo que no es demasiado si tenemos en cuenta que cubre 4.500 millones de años".

"Las imágenes más difíciles de conseguir han sido las que tenían que dar la impresión de la Tierra tal como era hace millones de años. Porque la fotografía se orienta al presente, captura el presente, y no era eso lo que yo quería".

"No tengo fotografía preferida. Es un todo. Sería como pedir a un escritor que seleccione una palabra de una frase. Y sí, estoy muy satisfecho con lo realizado".

Sobre anécdotas y dificultades de la producción remite Lanting a un apartado del libro, titulado Detrás de la cámara: "Para captar la erupción de un volcán en Hawai usé un respirador contra los humos cáusticos que corroen tanto las piezas de la cámara como los pulmones", "La fotografía aérea es un juego malabar de alta velocidad", "La tecnología digital ha alterado el trabajo de campo… Fue emocionante ver la transformación de ideas en imágenes en tiempo real".

En siete años de trabajo consiguió imágenes, detenidas o en movimiento, de animales, plantas, cataratas, géiseres, bosques, la luna solitaria, ríos de lava, desiertos de sal, areniscas, praderas y aguas; de estromatolitos, medusas, trilobites, corales, helechos, cangrejos, tortugas gigantes, iguanas, caracoles, palmeras, tuátaras, cocodrilos, flamencos, áloes, elefantes, hienas, delfines tornillo, guepardos, cebras, bonobos… "Uno se siente lleno de humildad al imaginar el tiempo que abarca la historia de la vida", dice, recordando quizá lo que el jefe ganso le decía también a Nils: "Ahora que has estado con nosotros, quizá estarás de acuerdo en que tenemos derechos… Llegamos aquí mucho antes que vosotros".

Si se hojea entero este maravilloso viaje, se recorre una senda que arranca en la creación del universo y desemboca en los primeros humanos hace 2,5 millones de años. Desde los anillos concéntricos de un tronco en un bosque petrificado de Arizona -"quise tomar una imagen que mostrara el nacimiento del universo; de cómo materia, energía, espacio y tiempo confluyen hace 13.700 millones de años, según la teoría del Big Bang. Encontré un reflejo de este acontecimiento cósmico en un simple corte de madera… Conseguí la impresión de un universo en expansión"- hasta los pies deformes tan parecidos a los de los primates de un indio ashaninka que fue su guía en Perú.

O mejor, hasta la sección transversal de un cerebro humano expuesto en el Museo Nacional de Salud y Medicina de Washington, que cierra el volumen: "Lo que a primera vista parece la ramificación de un árbol o las formas de los riachuelos que fluyen en un pantano, son en realidad las formas de un cerebro humano, una parte antigua que tenemos en común con el resto de los vertebrados…".

El principio y el fin. Cada imagen entre uno y otro es una historia completa e imprescindible de la evolución. "La vida es una fuerza en sí", resume Frans Lanting. Y así, los ríos de lava incandescente de un volcán en Hawai son una muestra del caos que reinó en la formación del planeta. Los grupos de nenúfares coloristas de Botsuana, la fuerza y exuberancia de la vida. El agua en tromba de las cataratas de Iguazú remite a un tiempo en el que el líquido lo era todo. Las medusas transparentes del acuario de la bahía de Monterrey, en California, recuerdan aquellos primeros cuerpos con estructura arquitectónica dotada para la vida. Y el escorpión que apareció una noche junto a su tienda de campaña en el desierto de Kalahari resulta ser un familiar de aquellos pioneros que decidieron quedarse en tierra un día cualquiera como hoy de hace 400 millones de años.

'Vida. Un viaje a través del tiempo' está editado en Taschen. Más información en: www.lifethroughtime.com.

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Sobre la firma

Lola Huete Machado
Jefa de Sección de Planeta Futuro/EL PAÍS, la sección sobre desarrollo humano, pobreza y desigualdad creada en 2014. Reportera del diario desde 1993, desarrolló su carrera en Tentaciones y El País Semanal, con foco siempre en temas sociales. En 2011 funda su blog África no es un país. Fue profesora de reportajes del Máster de Periodismo UAM/El País

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