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Guerra en Oriente Próximo

El conflicto de Líbano siembra la división en el Gobierno de Blair

Solana: "Nada puede justificar la muerte de civiles inocentes"

Tony Blair y sus principales aliados en el Gobierno británico afrontan graves divisiones en el seno del Gabinete laborista por su papel en la guerra de Oriente Próximo. Su negativa a censurar los bombardeos de Israel contra civiles y el rechazo a secundar la petición de un inmediato alto el fuego en la región han desatado las críticas de antiguos estrechos colaboradores como el ex ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw.

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Las críticas saltaron a un primer plano este fin de semana cuando Jack Straw, actual líder laborista en los Comunes, calificó de "desproporcionada" la acción militar de Israel en Líbano y advirtió de que la "continuidad de tales tácticas puede desestabilizar la ya frágil nación libanesa". Straw añadió su firma a un comunicado en el que deplora la existencia de víctimas civiles en Israel y en Líbano, donde, critica, el número de "hombres, mujeres y niños muertos por el fuego israelí es 10 veces mayor" que los causados por Hezbolá.Un portavoz de Downing Street insistió ayer en que cualquier tregua debe antes apuntalarse con un acuerdo general sobre Oriente Próximo. La ministra de Exteriores británica, Margaret Beckett, resaltó ayer: "Todos estamos unidos en este punto de vista dentro del Gabinete".

Blair calificó ayer en San Francisco (EE UU) de "absolutamente trágicos" los ataques israelíes contra civiles, informa France Presse. "Lo que ha ocurrido en Qana muestra que esta situación no puede durar más", agregó.

Frustración en Europa

Europa, mientras tanto, parece impotente a la hora de frenar la nueva guerra de Líbano. Sus líderes tuvieron que echar mano ayer del diccionario para manifestar su horror y frustración ante la nueva matanza de civiles.

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No fue tan lejos como para emplear la expresión del Gobierno argelino, que se refirió al bombardeo de Qana como "un acto de criminales de guerra", pero se acercó todo lo que la prudencia diplomática permite hacerlo con un país que es socio en la política de vecindad de la Unión Europea. "Las matanzas de inocentes, en especial de niños, tienen que acabar ya", dijo Benita Ferrero-Waldner, comisaria de Relaciones Exteriores.

Ferrero-Waldner habló también de "escalada injustificable", en un comunicado en línea con otro de Javier Solana, alto representante para la política exterior de la Unión. "Nada puede justificar eso", indicaba Solana en referencia a "la muerte de civiles inocentes en Qana". Lo mismo apuntó Jacques Chirac: "Francia condena esta injustificable acción".

Hasta el Papa hizo oír su voz, con una alusión velada a la intención de Estados Unidos de establecer por la fuerza un área de paz y democracia en la región. "No se puede crear un nuevo orden y edificar una paz auténtica cuando se recurre al instrumento de la violencia", dijo Benedicto XVI ante miles de personas que habían acudido a su residencia veraniega de Castelgandolfo para asistir a su audiencia pública semanal.

Solana y Ferrero insistieron en los esfuerzos que está haciendo la comunidad internacional, y dentro de ella la Unión Europea, para alcanzar un alto el fuego inmediato, pasando por encima de la negativa de Estados Unidos y de su aliado británico de exigir un inmediato alto el fuego. Washington y Londres siguen manteniendo que la máxima prioridad es intentar inhabilitar militarmente para siempre a Hezbolá.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy, habló de las "profundas diferencias" entre París y Washington sobre cómo actuar en el actual conflicto de Oriente Próximo.

Francia está llamada a encabezar la fuerza internacional que debe hacer de tapón entre Líbano e Israel y garantizar también el control eficaz de la frontera entre Líbano y Siria. Los ministros de Exteriores de los Veinticinco se reúnen mañana en Bruselas para intentar acordar una posición común europea.

Protesta en Reino Unido contra la guerra de Líbano.
Protesta en Reino Unido contra la guerra de Líbano.REUTERS

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