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La Noche en Blanco

Pedro y Ana, 54 años: "Todos sonreían"

Pedro, profesor de Historia, y Ana, funcionaria del Ministerio de Industria, ambos de 54 años, vivieron la Noche en Blanco madrileña con la esperanza de hallar a otras personas de su edad en este tipo de eventos "donde sólo suele haber jóvenes". Entre Atocha-Nuevos Ministerios, Ópera y Alcalá, se cruzaron con muchos coetáneos, y ello les causó alegría.

"A medida que nos cruzábamos con otras parejas, intercambiábamos información y nos preguntábamos si valía la pena llegar al lugar de donde ellos venían o de donde procedíamos nosotros", señala Pedro. "A mí me encantó escuchar a la Banda Sinfónica Municipal interpretar a Berlioz en Colón, con proyecciones sobre las grandes piedras talladas por Vaquero", se jacta Ana. Ambos aseguran haber disfrutado de lo lindo en el concierto de piano que ofreció Carlos Adriel en el Banco de Santander de Castellana esquina a Lista -"de donde salen por el día ejecutivos muy recortaditos, pero lleno esa noche de personas en zapatillas deportivas y chalinas ligeras", explican-. Regresaron hacia el Palacio Real y, al salir del metro a la Gran Vía, comenzó a chispear. Tras hacer cola 20 minutos, entraron a la Real Capilla: "Valió la pena la espera: el maestro Peris y un joven catedrático dieron un concierto de órgano glorioso, que culminó con un formidable Ofertorio de Hilarión Eslava de 1850", confiesa Ana.

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"Lo mejor que vimos, hasta que nuestras rodillas nos lo permitieron a las cuatro de la madrugada, fue que toda la gente con la que nos cruzábamos sonreía. Creo que la noche pintó la madrugada con una gran sonrisa", dice Pedro.

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