El ácido bórico y el tocino
El ácido bórico si penetra en el cuerpo provoca náuseas, pero si penetra en la vida política provoca, al parecer, alucinaciones. Si dentro de 20 años a alguien le da por mirar las hemerotecas y lee lo que en este país se ha dicho y escrito sobre el ácido bórico de marras es posible que no sienta más que vergüenza ajena; yo ya la siento hoy. El ácido bórico es un ácido débil pero, por lo que se ve, es capaz de corroer los cimientos de la credibilidad de la prensa, políticos y hasta del Estado. Garzón, actuando de neutralizador de ese ácido se ha visto salpicado por otros líquidos corrosivos: el odio y la envidia. El dichoso ácido se vende libremente en las farmacias, sirve desde para las vaginitis hasta para controlar la velocidad de fusión del uranio en las centrales nucleares; su fórmula es H3BO3: si lo tiene usted en su casa ándese con ojo; deshágase de los discos de la Orquesta Mondragón; tire el pacharán; cambie de furgoneta y sobre todo, cambie de país. Vuelva dentro de 20 años; es posible que la vida inteligente se haya asentado sobre lo que quede de España.