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Entrevista:JALED EL MASRI | Secuestrado por la CIA

"Cuando cuento los hechos siempre termino por quebrarme"

Jaled El Masri no lo pudo evitar. Al narrar las circunstancias de su situación en una cárcel de las afueras de Kabul, Afganistán, donde estuvo secuestrado cuatro meses, su voz se quebró. Hubo que interrumpir la declaración unos momentos hasta que el testigo se recuperó de la emoción. Horas después, El Masri concedió una entrevista con EL PAÍS en un hotel de Madrid. He aquí el diálogo:

Pregunta. Ya le pasó en el Bundestag [Parlamento alémán], cuando rompió a sollozar. ¿Tres años después del secuestro sigue sintiendo pesadillas?

Respuesta. No puedo evitarlo, es verdad. En el Bundestag me emocioné mucho. Me hicieron preguntas muy hostiles, cuando la víctima soy yo. Aquí el trato del juez Moreno ha sido muy profesional. Quiere conocer los hechos. Es difícil en tres horas y media, con intérprete de por medio, abarcar todo lo que ocurrió. Pero ha sido un buen comienzo. Con todo, me quebré. Al referirme a mi huelga de hambre y a la manera en la que me inyectaron alimentos por la nariz, me emocioné por enésima vez...

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P. Usted ha afirmado que su secuestro no se debió a una confusión de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA). ¿A qué debió más precisamente?

R. Es lo que las autoridades de Alemania y de todos los países europeos deben investigar. Sé que no se debió a una mera confusión de nombres con otro supuesto terrorista llamado El Masri porque durante los interrogatorios en Afganistán me preguntaron por gente a la que yo conocía. Era gente que acudía a la llamada Casa Multicultura de Neu-Ulm [ciudad alemana a 60 kilómetros de Stutgart]. Si se habían confundido, ¿por qué razón me preguntaron por esa gente? No tiene sentido. La excusa del error no se sostiene.

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P. ¿Usted está convencido de que el avión fletado por la CIA que le secuestró en Skopje, Macedonia, es el Boeing que hizo escala un día antes, el 22 de enero de 2004, en Palma de Mallorca?

R. No puedo saberlo. Lo único que hice fue contar los peldaños de la escalerilla del avión. Sé por el ruido de los motores que era un avión grande. Ahora bien, todo parece encajar. La prensa alemana acaba de localizar en Estados Unidos a tres pilotos de la tripulación del citado Boeing. Y eso se ha podido conseguir gracias al informe de la Guardia Civil española.

P. Usted ha declarado que en Afganistán le interrogó un policía alemán. Más tarde le ha identificado usted como Gerhard Lehman, de la policía federal alemana. A la hora de reconocerlo ha manifestado dudas.

R. Sí, Estoy seguro de que era un policía alemán que se hacía llamar Sam. Creo que se trata de Gerhard Lehman, pero en una ronda de reconocimiento tuve dudas. No me parece nada extraño. Ha pasado mucho tiempo, desde mayo de 2004, la última vez que le vi. Pero he sabido ahora que cuando Sam me anunció que sería puesto en libertad, en mayo de 2004, estaba en Afganistán un hombre muy relevante del Gobierno alemán. Me refiero al entonces ministro Otto Schilly. Sam me dijo que en ocho días me dejarían salir de Afganistán. Y así fue.

P. ¿Se va de España con esperanzas en esta investigación judicial?

R. Sí, el juez ha sido muy correcto. Muy profesional. Esto es sólo el comienzo. En Italia también se está investigando. Sólo quiero que se esclarezca mi caso. Otras personas detenidas en Afganistán desaparecieron más tarde y no han podido contar lo que ocurrió. La gente me señala en el supermercado de mi pueblo y dice: 'Por algo le secuestraron'. Yo les digo: "Soy inocente".

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