_
_
_
_
_
La campaña electoral en Cataluña

Pocas palabras de aliento para Pasqual Maragall

Hubo quien esperaba, y se quedó sin, el caramelo de otras ocasiones pasadas, aquellas en las que Zapatero -entonces, eso sí, todavía como candidato a presidente del Gobierno- empleó foros empresariales para lanzar mensajes en forma de promesa y hacerse así con el auditorio: mayor inversión del Estado en Cataluña, una España no radial, la descentralización de organismos reguladores como la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones y el apoyo al Estatuto que saliera del Parlament (que no sería tal). "Ha sido todo poco cálido", señaló a la salida el presidente de una gran compañía.

Sin embargo, los empresarios reunidos en el Fira Palace, que superaron el millar, no dejaron de elogiar el discurso de Zapatero, que encajaron como un mensaje de "confianza", según varios asistentes. Aunque muchos de ellos comentaron por lo bajo como "un detalle feo" que ni el presidente del Gobierno ni Montilla aludieran para nada a Pasqual Maragall, más allá de dedicar buenas palabras a su gestión económica, cuyas riendas lleva Antoni Castells.

"A los empresarios siempre nos gusta que nos hablen de superávit", enfatizó Juan Rosell, presidente de la patronal Fomento del Trabajo, satisfecho también por el "carpetazo a la confrontación" que el empresariado catalán ha vivido en carne propia. Zapatero avanzó que la economía ha crecido a un ritmo superior al 3,8% en el tercer trimestre y también un superávit de 12.000 millones de euros. Dejó caer, además, augurios como un paro inferior al 8% y una inflación inferior al 2,5% en 2007. A nadie se le escapó la comentadísima referencia a que la renta per cápita española podrá "en la próxima década, pero pronto", superar la de Francia y Alemania. "Eso es jugar muy fuerte", decía Eusebi Cima (Fepime). Josep González (Pimec) se quedó con el "mensaje de confianza económica" y Antoni Abad (Cecot) subrayó el "guiño de prometer lealtad al futuro Gobierno catalán, el que sea". "Zapatero goza de una valoración muy alta", resumía Rafael Suñol (Catalana d'Iniciatives).

El almuerzo costó 60 euros por barba, lejos del polémico cubierto a 600 euros impuesto en 1999, en un acto de financiación del PSC. Algunos hasta se pagaron un avión. Y es que la cita no sólo reunió a destacados ejecutivos catalanes, como Salvador Gabarró (Gas Natural), Salvador Alemany (Abertis), Jordi Mercader (Agbar) y Josep Lluís Bonet (Freixenet). No pasó desapercibida la presencia de Luis del Rivero, presidente de Sacyr, tras la irrupción de la constructora en Repsol. Otros no catalanes fueron Luis Atienza (REE), Pedro López Jiménez (Unión Fenosa) y Gonzalo Pascual (Marsans). No asistieron ni el presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, ni el del Banc Sabadell, Josep Oliu.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_