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Reportaje:Sombras de fraude en el empleo público

Maridos, cuñadas y sobrinas sindicados

Las escuelas de formación del CSIT han logrado que familiares de sus dirigentes se sitúen a la cabeza al aprobar exámenes

Oriol Güell

CSIT, casi desconocido fuera de la Administración, es una potencia sindical de primer orden en la región, con 8.000 afiliados entre los más de 100.000 funcionarios de la Comunidad. El sindicato viene a ser el contrapeso auspiciado por el PP a los sindicatos de clase entre el funcionariado.

Un caso, ocurrido hace ocho años, aún se usa para ilustrar el poderío de las escuelas de formación de CSIT: las oposiciones a gobernante para el hospital Gregorio Marañón, con 434 aspirantes para 11 plazas. Afiliados y familiares de la CSIT lograron 10 y la otra, Juan Luis Sierra, de la UGT en Madrid. Amador Rodríguez, ex dirigente de CC OO denunció el caso ante la Comunidad. "Era evidente que se habían repartido los puestos y que le habían cedido uno a UGT, que luego les devolvió el favor en otras oposiciones", afirma.

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Entre los beneficiados consta Carlos Santamaría Antón, pareja de Elena Moral, secretaria regional de CSIT en Madrid. Moral se ha negado a contestar a las preguntas de este diario. Los otros nueve son afiliados, candidatos y cónyuges del sindicato sin relevancia pública. La denuncia presentada por Rodríguez terminó en nada por falta de pruebas.

Tiempo después, Rodríguez entregó ante notario, poco antes de otras pruebas -en las que

5.000 personas aspiraban a 107 plazas-, un listado de 38 afiliados o familiares de la CSIT que "sospechábamos que tenían el examen". Los resultados le dieron la razón. Entre los aprobados hubo cuatro familiares de Emilio Naveso, máximo dirigente de la CSIT: su mujer, su cuñada y dos sobrinas. El hermano de Elena Moral, cuya pareja ya obtuvo una de las plazas de gobernante, también aprobó.

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Otras oposiciones que terminaron en escándalo fueron las de enfermeras, que tuvieron que repetirse en 1998, con 6.824 aspirantes a 101 plazas. Fuentes del Gobierno las anularon ante "los claros indicios que apuntaban a CSIT". Una enfermera, que hoy trabaja en el sector privado, explica que elegían "a las personas que tenían contactos y les pasaban el examen". "Les proyectaban las preguntas tipo test en pantallas para memorizarlas".

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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