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Elecciones legislativas en EE UU

Bush: "Estoy abierto a cualquier idea para garantizar el éxito en Irak"

Republicanos y demócratas abren el debate sobre la estrategia para salir del conflicto

La rápida dimisión del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, es el signo más visible de que EE UU busca una estrategia de salida para Irak, y George W. Bush lo subrayó ayer al hablar de la cooperación que el resultado electoral impone, pero ¿qué significa "una perspectiva renovada", que es la expresión que utilizó al anunciar la marcha de Rumsfeld? En la visión presidencial, es un cambio, no una ruptura con los objetivos, tal como señaló ayer: "Estoy abierto a cualquier idea que nos ayude a lograr los objetivos de derrotar a los terroristas y garantizar el éxito del Gobierno democrático de Irak".

Aunque en el Partido Demócrata no existe una estrategia sobre Irak, porque hay posiciones distintas y no era cuestión de exhibirlas en campaña, no es fácil que sus líderes se desmarquen de esos objetivos. Tampoco, por razones obvias, discrepan cuando Bush dice que "todos tenemos la responsabilidad de garantizar que las tropas tienen los recursos y el apoyo que necesitan para hacer su trabajo".

El fragor de la campaña no era el mejor marco para debatir el repliegue
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¿En torno a qué eje van a debatir la Casa Blanca y el Congreso demócrata? La reunión de la próxima semana de Bush con su equipo de seguridad y defensa y con los líderes demócratas y republicanos para poner en marcha una estrategia integradora marcará el arranque del debate. Y, con el nombramiento de Robert Gates para dirigir el Pentágono, la guía va a ser el informe del Grupo de Estudios sobre Irak, la comisión que dirige el ex secretario de Estado James Baker y de la que forma parte Gates.

Según Baker, hay un camino intermedio entre la expresión -ya abandonada- de mantener el rumbo y la de abandonar el empeño. En el documento, una de las prioridades es "estabilizar Bagdad", para lo que se sugiere "incrementar los esfuerzos para integrar a los insurgentes en el proceso político". Otra es tratar de encontrar un papel para Damasco y Teherán. "Ni Siria ni Irán tienen interés en un Irak caótico", en palabras de Baker. Se recomienda organizar un repliegue gradual de tropas, evitando rigidez en las fechas.

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A priori, los demócratas valoran lo que se sabe del informe Baker y el nombramiento de Gates (en absoluto improvisado).

Philip J. Crowley, especialista en Seguridad Nacional del Centro para el Progreso de América, se felicita del nuevo lenguaje de Bush, pero cree que todo depende de "qué es lo que se entiende por victoria en Irak". "El dilema es que las mejores opciones para Irak se han evaporado o están a punto de hacerlo". Ahora, buena parte del problema, añade, es que Irak se ha visto revolucionado por el proceso electoral. "Sólo hay dos pegatinas: 'Mantener el rumbo' y 'Vámonos de Irak', y ninguna da la respuesta adecuada. Lo primero que hay que aclarar es nuestra estrategia política y militar; muchos de los problemas en Irak hay que resolverlos por la vía política, no militar, y por los iraquíes, no por los norteamericanos. Por eso hace falta analizar la situación, reajustar el papel del Ejército y determinar qué es lo que se quiere conseguir antes de que se vayan los soldados, y después, a partir de eso, decidir cuántos soldados hacen falta para cumplir esos objetivos".

El fragor de la campaña no daba el mejor marco para el debate del repliegue. No se puede discutir si los soldados deben volver a casa sin aclarar los objetivos. La declaración de intenciones del presidente y las primeras señales demócratas -además de valorar las recomendaciones del Grupo de Estudios de Irak, líderes como Barack Obama creen que "no hay que hacer nada precipitadamente"- podrían sugerir que el debate va a centrarse. "Pero no hay que olvidar que es el Gobierno el que decide la política, y que buscará el respaldo del Congreso y de la opinión pública. Sabemos, tras las elecciones, que los americanos están preocupados por Irak y que son escépticos sobre lo que se está haciendo. Bush ha reaccionado bien con el cese de Rumsfeld, el nombramiento de Gates y la declaración de que está abierto a nuevas ideas", señala Crowley, "pero eso no garantiza por sí solo que haya cambios fundamentales. Es un paso en la dirección adecuada".

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