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Respuestas desde los confines de Galicia

Sonia Vizoso

En tierras fronterizas saben más de convivencia que nadie, para bien o para mal. Viana do Bolo, ayuntamiento ubicado en el paso de Galicia a Castilla, aplica esta sabiduría histórica en el mejor de los sentidos. "Lo del equipo de mediación no lo hacemos porque tengamos muchos problemas de conflictos en las aulas", explica Susana Fernández, profesora de Filosofía en el IES Carlos Casares; "al contrario, somos un centro tranquilo, porque incidimos en la prevención".

Pero como hasta en los conventos hay conflictos, en 2001 un grupo de profesores del centro empezó a trabajar en el diseño de un equipo de mediación al que el Ministerio de Educación ha concedido el segundo premio del Concurso de Buenas Prácticas de Convivencia. El instituto de secundaria de este pueblo de apenas 4.700 habitantes se impuso a otros 144 colegios de toda España. La puesta en marcha de la experiencia y el galardón que llegó después son para este pequeño centro dos grandes milagros.

Al instituto Carlos Casares acuden cada día 130 muchachos de Viana do Bolo, A Veiga y Vilariño de Conso y a algunos de ellos el trayecto desde su casa les lleva más de una hora. Tardar en llegar a Viana do Bolo es un mal generalizado. Cuando el AVE conecte Santiago y Madrid en dos horas y media de viaje, los habitantes de esta villa orensana con torre medieval estarán comunicados con la capital gallega en el mismo tiempo que los madrileños. Innovar en estas circunstancias puede parecer un prodigio.

Sin medios

Así lo pensaron los profesores del instituto vianés cuando en 2001 se propusieron impulsar una unidad para prevenir problemas de convivencia en las aulas. Tomaron contacto con el programa Aprende a convivir que se desarrollaba entonces con financiación del Ayuntamiento de Vigo y en el que trabajaba un vecino de Viana do Bolo: Xesús Jares, catedrático en la Universidad de A Coruña y presidente de la Asociación Galego-Portuguesa de Educación para a Paz. Jares introdujo a los docentes del Carlos Casares en la mediación. "Pensamos que era imposible traerlo a Viana, porque se necesitaba dinero y catedráticos para la formación", explica Fernández.

La solución a la falta de medios les llegó de la mano de Emilio García Fernández, actualmente asesor de la Consellería de Educación. Fue él quien les puso en contacto con el instituto La Robla, de León, donde tenían un equipo de mediación formado por profesores del propio centro. "Ahí lo vimos posible y presentamos el proyecto en la Xunta", recuerda Fernández. La consellería les concedió un premio de innovación educativa por su idea y con el dinero financiaron un curso propio de mediación.

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Luis Fernández, director del centro, confía en que este espíritu se extienda más allá de la valla del instituto. "En una zona rural, el centro educativo es un motor cultural; estaría bien que esta actitud de la mediación se extendiera a toda la comarca".

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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