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"Nada ha pasado, está pasando"

Rocío García

El barrio viejo de San Sebastián, la plaza de Guipúzcoa, la playa de Ondarreta, la Facultad de Filosofía. Todos estamos invitados se ha rodado a lo largo de casi dos meses en las calles de la capital donostiarra, donde se han encontrado con el calor y la solidaridad de muchos vecinos. "Me he enterado del argumento y le quiero decir que ya era hora de que se hagan este tipo de películas", le dijo una señora a su director, Manuel Gutiérrez Aragón, durante el rodaje de una escena con la fiesta de La Tamborrada como telón de fondo.

Ahora el equipo se encuentra en Torrelavega (Cantabria), para luego continuar y terminar el rodaje en interiores de Madrid. Gutiérrez Aragón asegura que San Sebastián se ha volcado con la película, que no le han puesto ninguna pega a rodar en los sitios escogidos y que se han encontrado con una ciudad absolutamente hospitalaria, desde los más pequeños comercios hasta las instituciones.

Situada en el momento actual aunque sin especificar el año, Todos estamos invitados no es "todavía", dice su director, "una película para el recuerdo". "El filme retrata las mismas dudas, esperanzas y temores que se viven hoy. Las cosas que se cuentan no pertenecen al pasado. Nada ha pasado, está pasando".

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