_
_
_
_
_
Reportaje:

Un defecto de forma salva a Landaluze

El ciclista del Euskaltel evita una sanción de dos años por dopaje porque un mismo técnico tuvo contacto físico con la orina del corredor en el análisis de la primera muestra y en el contraanálisis

Carlos Arribas

En junio de 2005, Iñigo Landaluze, un ciclista de 28 años del Euskaltel y virgen palmarés profesional, ganó la prestigiosa prueba Dauphiné Libéré. Fue una de las grandes sorpresas del año ciclista. Ayer, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) hizo público el laudo por el que rechazaba una sanción de dos años por dopaje solicitada para el corredor vasco por la Unión Ciclista Internacional (UCI). El motivo que justifica la decisión es que un mismo técnico intervino en el análisis y el contraanálisis de las muestras de orina que se tomaron al corredor.

Más información
La Federación suiza estudia detener el proceso contra Ullrich

Fue una de las grandes sorpresas del año jurídico-deportivo dada la inusual razón esgrimida por el tribunal con dos árbitros a favor y uno en contra. El laboratorio de Chatenay-Malabry (París) que descubrió testosterona de origen exógeno en la orina de Landaluze el verano de 2005 no cumplió con lo estipulado en el reglamento de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) al permitir que un mismo técnico tuviera contacto físico con la orina de Landaluze en el análisis de la primera muestra y en el posterior contraanálisis.

El laudo pone de manifiesto la dificultad de los laboratorios para cumplir las decenas de normas impuestas por la AMA, por lo que habrá alarmado a los responsables de los mismos, pero también, seguramente, ha alegrado a unas cuantas personas, aparte de a Landaluze, sus amigos y a las decenas de abogados especialistas que encontrarán en la resolución del caso ideas para sus clientes, como por ejemplo a Floyd Landis, que lleva meses clamando contra los errores de procedimiento cometidos, a su parecer, por el mismo laboratorio parisino durante los análisis que también descubrieron testosterona sintética en su orina de ganador del pasado Tour.

El caso de Landis, actualmente a la espera de que la asociación de árbitros de Estados Unidos fije la fecha de su audiencia, acabará, probablemente, recalando en el TAS en marzo próximo. "Evidentemente, la resolución sobre Landaluze le dará ideas al abogado de Landis", señala una fuente cercana al TAS, "pero también ayudará a la UCI a preparar mejor el caso, porque en el fondo, el problema en el asunto de Landaluze ha sido que la UCI no ha podido probar que el error del laboratorio no ha influido en el resultado positivo de los análisis".

A la federación española, el primer estamento que resolvió no sancionar a Landaluze, le convencieron los argumentos técnicos, prácticamente ininteligibles para el comité, sobre la validez y el desarrollo del método de espectrometría de masas de isótopos radiactivos con el que se declaró sintética su testosterona, esbozados por la defensa del ciclista vasco, que no aludió en esta instancia a los defectos puramente formales.

Tales argumentos técnicos chocaron, sin embargo, en el TAS contra las apreciaciones de su perito especialista, Martial Saugy, director del laboratorio de Lausana. Más suerte tuvo la defensa del vasco, que también pretendió que el TAS se declarara sin competencias para juzgarlo, en sus dos alegaciones formales. El TAS admitió que los plazos de los análisis no se habían respetado, aunque también precisó que ello no tuvo por qué influir en el resultado, y también admitió el argumento de que una misma persona no puede manipular las muestras en análisis y contraanálisis, lo cual no puedo demostrar la UCI que no influyera en el positivo.

"Es prácticamente imposible probar un hecho negativo, esto es, que la participación de un mismo analista en los dos análisis no haya afectado al resultado", reconoce el TAS en su laudo. "Y que los responsables de laboratorios piensan que esta norma es muy rígida, pero los árbitros no creamos las reglas, las aplicamos".

"En efecto, para nosotros es muy complicado organizar el trabajo acorde a las 60 páginas de los estándares para laboratorios fijados por la AMA", dice Jordi Segura, del laboratorio antidopaje de Barcelona, que cuenta con unos 20 analistas para procesar las 4.000 muestras anuales que les llegan, "Y esa norma, que estableció para evitar que, por ejemplo, si un analista falsea el primer análisis añadiendo, por ejemplo, la sustancia prohibida en la muestra, pueda repetirlo en el segundo, nos dificulta aún más las cosas dada la complejidad creciente de las técnicas. Un análisis de testosterona sintética nos lleva cuatro días, por ejemplo". En 2005, el laboratorio de París, que cuenta con unos 30 técnicos, efectuó 9.205 análisis. En 491 de ellos (el 5,3%, uno de los mayores porcentajes del mundo) se detectó sustancias prohibidas, 169 de ellas anabolizantes.

Una de ellas, en verano, cuando menos personal hay y más trabajo se da, correspondía a Landaluze, quien, al final se ha librado de la sanción, pero no del tirón de orejas. "En todo caso", no se olvida de subrayar el TAS, "esta sentencia no constituye una declaración de inocencia para Landaluze en lo que respecta a las leyes antidopaje. Landaluze se beneficia simplemente de una regla formal, aunque sin embargo fundamental para garantizar los derechos de las personas sometidas a los controles antidopaje".

Landaluze, en una etapa de la Dauphiné Libéré que ganó en 2005.
Landaluze, en una etapa de la Dauphiné Libéré que ganó en 2005.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_