_
_
_
_
_
Guerra en el Cuerno de África

El Ejército etíope y fuerzas leales al Gobierno somalí entran en Mogadiscio

La milicia islamista reparte miles de armas entre los clanes y abandona la capital sin combatir

"Estamos en Mogadiscio", dijo ayer el primer ministro del Gobierno provisional de Somalia, Alí Gedi. Milicias leales y soldados etíopes entraron en la ciudad sin oposición. Los líderes de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) habían ordenado horas antes la evacuación de sus fuerzas tras repartir miles de armas entre la población. Se produjeron saqueos, robos y violaciones. Algunos jefes de los clanes formaron un comité para cubrir el vacío de poder. Después, vestidos con sus ropas tradicionales, se entrevistaron con Gedi en Afgoye, cerca de la capital, para coordinar la entrada pacífica de las tropas.

Más información
Somalia, primer acto
El fracaso de la experiencia afgana en África

Había mucho miedo ayer en Mogadiscio. Las tropas victoriosas (etíopes y gubernamentales) lo tenían a las miles de armas ligeras en manos de civiles de gatillo fácil acostumbrados a la rapiña. Y lo tenían los cerca de dos millones de habitantes de la capital que, tras saborear la paz bajo el Gobierno islamista, se han acostumbrado a ella y no desean el retorno de los señores de la guerra.

En algunas calles del sur de la ciudad aparecieron ayer los puestos de control, una especie de frontera entre bandas clánicas y símbolo trágico de los 15 años de guerra civil y destrucción. No ocurría desde junio, cuando los tribunales islámicos se hicieron con el control de la ciudad. También hubo disparos en el centro de Mogadiscio (cinco muertos) durante una pugna entre grupos rivales por un depósito de armas. También hay noticias de saqueos de las abandonadas sedes islamistas, de robos de automóviles y de teléfonos satélites y móviles (no hay Estado, pero sí compañías) y de algunas violaciones.

El objetivo de la entrevista de ayer del primer ministro Gedi con los jefes de los clanes era pactar una verdadera entrega del poder (es decir, de las armas) al Gobierno que reconoce la comunidad internacional y apoya el Ejército de Etiopía. Los representantes de los clanes transmitieron a Gedi el temor de la población a los soldados etíopes, a los que considera enemigos (Etiopía y Somalia mantienen una disputa territorial herencia de la colonia sobre el Ogaden. El éxito de estas gestiones se comprobará en los próximos días).

Lección aprendida

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"Creo que todos han aprendido la lección. Es lo que me dicen por teléfono mis contactos en Mogadiscio", asegura una fuente occidental que se encuentra en Nairobi. "La gente está harta de guerra y ésa puede ser la base de la paz. Bajo los islamistas han vivido con seguridad. Los tribunales eran populares porque acabaron con la guerra en la capital", añade.

Las primeras noticias en cambio, no son esperanzadoras. Mohamed Dhere, uno de los principales y más sanguinarios señores de la guerra (derrotado por la milicia islamista en junio) ha regresado a su plaza fuerte de Jowar. También está de vuelta Mohamed Qanyare, que ya manda en Galkayo. En esta localidad, Qanyare ordenó la ejecución de una cincuentena de presos sospechosos de pertenecer a la Unión de Tribunales.

En Mogadiscio, la mayoría de los combatientes islamistas se despojaron de sus uniformes y acudieron a sus jefes clánicos en espera de órdenes. "Mi clan me dijo que me alistara en la Unión de Tribunales Islámicos y ahora regreso para que me digan lo que debo de hacer", asegura un joven a la agencia Associated Press.

Los islamistas más duros abandonaron la capital en la madrugada de ayer. "Un convoy con unos 3.000 milicianos se dirigía por carretera a Kismayo, en el sur", asegura la fuente occidental en Nairobi. "Es posible que traten de hacerse fuertes en esa ciudad o que se escondan en el parque natural lleno de árboles que hay al sur. Es un lugar seguro. En un lado está la costa y al otro la frontera con Kenia. Lo llaman el triángulo de las Bermudas. En él hubo campos de entrenamiento de guerrilleros. Cada lado del triángulo tiene cerca de 100 kilómetros", añade.

El jefe de la UTI, Hasan Dahir Aweys, aseguró ayer que su retirada era táctica, para no dar una excusa a los etíopes para atacar Mogadiscio. "Están avanzando, pero esto no es el final. Todos sabemos lo que ha pasado en Irak, la experiencia de los americanos. Creo que es muy, muy pronto para decir que la Unión de Tribunales Islámicos ha sido derrotada".

Un soldado de las fuerzas gubernamentales, ayer cerca de Baidoa.
Un soldado de las fuerzas gubernamentales, ayer cerca de Baidoa.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_