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Shankar Kishnani, un hombre hecho a sí mismo

Los compañeros de trabajo de Shankar Kishnani le definen como un hombre hecho a sí mismo, un empresario emprendedor que contagia su entusiasmo a todo aquel que le rodea. Llegó a Barcelona con 26 años en 1984 procedente de la India después de haber recorrido Hong Kong y Manila.

En su país de origen dejó a su mujer y a una hija de un año de edad, que con el tiempo se reunirían con él en España.

"Encontré mi primer trabajo en una tienda de souvenirs de La Rambla, cobraba 30.000 pesetas mensuales", recuerda Kishnani, que cuatro años más tarde abrió su propio negocio, dedicado a la venta al por mayor de aparatos electrónicos. Una tienda de recuerdos y un hostal juvenil en la calle de Ferran fueron sus siguientes proyectos, hasta que en 2005 oyó hablar de un cine que pasaba por momentos difíciles.

"Vi que en Ciutat Vella había muchos inmigrantes que, como yo, seguían las películas de Bollywood y pensé que les podía interesar un cine que programase habitualmente estos largometrajes, que también pueden gustar a los barceloneses porque muestran una cultura totalmente diferente a la que hay aquí".

Shankar sueña ahora con llevar su historia a la gran pantalla y contar cómo comenzó de cero en un país extraño. No es un proyecto a corto plazo, ni siquiera ha empezado a darle vueltas a la idea seriamente, pero no esconde sus deseos de dar a conocer hasta qué punto ha cambiado su vida en los últimos 30 años.

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