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Reportaje:Argentina se enfrenta a su pasado

Presidenta por 20 meses

Isabelita, que abrió las puertas al golpe militar de Videla, cayó bajo la influencia nefasta de López Rega, el 'Rasputín' argentino

María Estela Martínez de Perón, más conocida por su alias artístico Isabelita, fue presidenta de Argentina algo más de 20 meses tras la muerte de su marido el general Juan Domingo Perón. A Isabelita le cabe el triste honor de haber llevado al país durante su presidencia a uno de los momentos más siniestros de su agitada historia y haber sentado las bases para el golpe de Estado que dio paso a la terrible dictadura militar con miles de asesinados y desaparecidos, unos 10.000 según los censos más fiables.

Isabelita conoció a Perón en 1955 en Panamá, donde el general vivía exiliado tras haber sido derrocado unos meses antes por los militares. Siguió Isabelita a Perón a su exilio en España y allí se convirtió en su tercera esposa, sucesora de la legendaria Evita. Aparte de los intentos de darle una apariencia que evocase a Evita, Isabel no tenía el menor talento político y carecía del carisma de su predecesora. No obstante, las necesidades de aquel gran maniobrero que era Perón la auparon hasta la mismísima presidencia de la república para desgracia del pueblo argentino.

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El peronismo era un movimiento indefinible que abarcaba desde elementos nazis que se manifestaban con banderas esvásticas hitlerianas hasta los guerrilleros de extrema izquierda. Algo de lo que los argentinos se jactan cuando un extranjero se esfuerza por comprender. En el interior del peronismo, con grupos tan heterogéneos, estallan con frecuencia las matanzas y luchas internas. Para evitar tener que definirse y tomar partido en favor de unos u otros, Perón colocó a Isabelita como vicepresidenta en la fórmula Perón-Perón que arrasó en las elecciones de 1973 tras la dimisión de su testaferro Héctor Cámpora que había realizado una presidencia muy digna.

Perón murió el 1 de julio de 1974 y ese mismo día asumió la presidencia Isabel que ya había caído bajo la influencia nefasta de José López Rega, conocido como El Brujo, una versión criolla de Rasputín. Este individuo, cantante de boleros y policía, llegó a todopoderoso ministro de Bienestar Social bajo la presidencia de Isabelita. Las prácticas esotéricas, espiritismo y todo tipo de macumbas los unían. Desde el poder López Rega, un ultraderechista con un enorme potencial asesino, organizó la tenebrosa Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina, que se dedicó a asesinar y hacer desaparecer a centenares de presuntos izquierdistas y peronistas de tendencias enemigas. La guerrilla izquierdista, sobre todo los peronistas montoneros y los troskistas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), contribuyeron con sus actos de terrorismo a retroalimentar la actividad de la Triple A, banda de asesinos que contaba con la protección y el beneplácito de Isabelita. Su Gobierno aprobó el 8 de octubre de 1975, casi medio año antes de que la derribaran el 24 de marzo de 1976, tres decretos secretos que los militares utilizan como argumento para justificar el golpe de Estado.

El decreto 2.772 establecía "la intervención de las Fuerzas Armadas en la ejecución de operaciones militares y de seguridad y a los afectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio". Lo de aniquilar Videla y sus conmilitones lo tomaron al pie de la letra.

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La persecución judicial actual contra Isabelita no se debe a su responsabilidad por la Triple A, sino por un joven desaparecido durante su mandato y otro al que encarcelaron y salvó la vida. No faltan los que opinan que esta actuación judicial beneficia al actual presidente Néstor Kirchner en su intento de imponerse dentro del peronismo.

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