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Reportaje:Tenis | Open de Australia

Recetas contra Nadal

Blake, Berdych, Hewitt y Lapentti, los peores rivales del mallorquín, que ayer venció al alemán Kohlschreiber, revelan sus trucos para ganarle

La filosofía china más antigua, el yin y el yang, y la metafísica coinciden en que todo en la vida tiene un contrario. Y el tenis, claro, no es una excepción. A Rafa Nadal le intentan buscar el suyo en Roger Federer, y viceversa. Eso, sin embargo, es cosa de los publicistas, de la gente del márketing, de los carteles y las promociones. En el lujoso vestuario del club del Open de tenis de Australia, rodeado de toallas, de la música de su iPod y de la playstation, Nadal mira con recelo a cuatro taquillas. Ninguna pertenece a Federer. Unas guardan raquetas de prestigio. Otras, nombres menos lustrosos. Las cuatro esconden una receta que vale su peso en oro: el secreto para derrotar a Nadal, que ayer se impuso al alemán Kohlschreiber (7-5, 6-3, 4-6 y 6-2) y ahora se enfrentará al suizo Wawrinka.

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JAMES BLAKE (3-0 sobre Nadal) "Hay que ponerle

a la defensiva"

"A mi favor siempre he contado con jugar en pista dura", admite bajo una gorra de béisbol Blake (Nueva York, 1979). "Lo que hago es jugar un tenis agresivo, y eso es efectivo", continúa. "He jugado algunos de mis mejores partidos contra él. En el Open de Estados Unidos quizás no supiera qué esperar de mí, porque no me había visto jugar y yo estaba ahí con una invitación del torneo. Quizás no me tomó en serio. Para ganarle en Indian Wells, donde jugué genial, y en

[el torneo de maestros] de Shanghai, aposté por mis tiros. Tiene una derecha fortísima, pega con mucho peso, pero eso deja la bola altísima en mi zurda. Intento cogerla pronto y alejar el resto de él. Si no, intento darla de derechas en cuanto tengo la oportunidad", añade.

Blake, un tenista pegado a un mal de ojo, un tipo que ha superado enfermedades y lesiones mil para asentarse entre los cinco mejores del mundo, prefiere apostar por la suma y la mezcla de sus fortalezas en lugar de por las debilidades de Rafa: "Nadal devuelve un montonazo de bolas dentro de la pista", explica; "por eso intento controlar los puntos y que no se me escape ese control. Se trata de que él no vuelva a pasar a la ofensiva cuando ya está jugando a la defensiva, porque así es muy peligroso. Puede convertir la defensa en ataque, e intento que no haga eso. Y es efectivo. En cualquier caso, siempre es difícil jugar contra él", admite. "Por ejemplo, es difícil hacerle voleas consistentemente, porque usa mucho spin

[golpe que hace que la pelota vaya de fuera adentro] y te pasa [cuando se sube a la red] muy bien con la derecha. Contra él, hay que mezclar el juego. No puedes hacerle siempre lo mismo".

Nadal, por su parte, encontró en la "falta de confianza" y de "fuerza mental" la explicación a su eliminación ante Blake en el Abierto de Estados Unidos.

TOMAS BERDYCH (3-1) "Sus efectos me favorecen"

"La clave es el juego de Rafa", explica Berdych (Valasske Mezirici, República Checa, 1985), subido a unas chancletas que descubren el contraste entre el moreno de sus piernas y la marca de los calcetines. "Está corriendo todo el rato por toda la pista y tiene una gran defensa. Además, usa mucho spin. Eso es muy bueno para mí y mi estilo: la bola me bota alta y la puedo golpear".

Berdych, que gasta fama de chulo, usa contra Nadal un truco que tiene algo de oriental, algo de inspiración en las artes marciales y algo de filosofía asiática: convertir las ventajas del español en sus puntos flacos. "Su ventaja es que llega a todas las bolas y puede esperar a que el otro cometa errores, porque no sepa finalizar el peloteo o meter un golpe ganador. Por eso hay que tomar riesgos, meter esos ganadores y así ponerle presión. Entonces, él comete errores", asegura.

Nadal, sin embargo, no cree que sus derrotas ante el checo se expliquen sólo con el golpeo, el bote de las bolas o el tipo de pista. Habla de trampas mentales. Y de guerra psicológica: "Me miraba mal", dijo tras perder con Berdych en el Masters de Madrid, cuando insinuó que el checo le cuchicheaba cosas entre cada juego y reconoció haberle llamado "estúpido" tras decirle que era "muy malo". "Siempre tiene que tocar las narices", cerró el mallorquín. Hoy, sin embargo, parece que sus problemas se han solucionado: "¡Es que tienes que mirar a algún sitio! ¿Qué debería hacer? ¿Taparme los ojos con las manos?", protesta Berdych. "Ahora está todo bien. Nos cruzamos en el vestuario y nos saludamos. Creo que a él se le ha olvidado. Y a mí me da igual".

NICOLÁS LAPENTTI (1-0) "Hay que atacar en la red"

El ecuatoriano Lapentti (Guayaquil, Ecuador, 1976) ganó a un jovencísimo Nadal en el torneo de Bastad, en 2003. Aquella derrota no pasaría de la anécdota si no fuera porque es de las últimas cosechadas por el español sobre tierra, su superficie favorita: "No era el jugador que es ahora", admite Lapentti; "pero ya era fuerte físicamente. La estrategia es atacarlo, ir a la red e intentar cerrar los puntos adelante. Eso no es fácil porque él no te lo permite: sus tiros son muy pesados, contragolpea muy bien cuando uno ataca y tira muy buenos passings shots. Sería clave acortarle los puntos. Pero con Rafa la bola muchas veces regresa y hay que empezar el punto de vuelta".

¿Es normal que Berdych o Blake le compliquen tanto? "Sí, le complican porque juegan muy encima, muy parados sobre la línea y bastante plano. Agarran la bola al subir y no le dan tanto tiempo de recuperarse".

LLEYTON HEWITT (4-1) "Le pongo mucha presión"

No hay tenista en el Open de Australia que provoque peores recuerdos en Nadal que Hewitt (Adelaide, Australia, 1981), que le ha eliminado en sus dos participaciones en el torneo. El australiano, que llena la central, que vive apoyado por los gritos, el calor y el color de la grada, prefiere esconder sus cartas por si acaso: "Sinceramente, no estoy seguro de lo que hago para ganarle. Hemos jugado partidos muy duros en el pasado. En alguno de ellos he tenido suerte, ha sido una cuestión de fortuna. En un par, he sacado lo mejor de él", dice antes de abrir la mano: "Le pongo mucha presión, hasta en tierra. No sé si, además, es una cuestión de cómo se adapta su juego al mío. Obviamente, es un gran jugador", cierra.

La tensa relación competitiva entre los dos tenistas, que podrían cruzarse en cuartos de final, viene de lejos. Hewittt fue el primer contrario, el primer personaje opuesto que los ejecutivos publicitarios le buscaron a Nadal. Para saber que al español no le gustó la idea sólo hay que recuperar las palabras que precedieron a su último enfrentamiento en el Open de Australia, en enero de 2005: "No me gusta que en algunos diarios se escriba que este partido va a ser Hewitt contra Hewitt. No me gusta que me comparen con él y no me gustaría parecerme a él".

Nadal, durante su partido de ayer con Kohlschreiber.
Nadal, durante su partido de ayer con Kohlschreiber.REUTERS

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