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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Al rescate de Líbano

Si los más de siete mil millones de dólares comprometidos en París para ayudar a la reconstrucción de Líbano y sostener a su Gobierno prooccidental se concretan pronto, su primer ministro Siniora, acosado por sus enemigos interiores chiíes, podrá albergar alguna esperanza de mantenerse en el cargo. Líbano está sumido en una espiral de confrontación, y la reunión de París más bien parece un paréntesis entre la violenta huelga general convocada por Hezbolá a comienzos de semana (tres muertos y centenares de heridos) y los sangrientos enfrentamientos de ayer mismo en Beirut (cuatro muertos, toque de queda) entre facciones pro y antigubernamentales.

Los expertos cifran en un mínimo de 5.000 millones de dólares las necesidades inmediatas del vacilante Estado libanés para aliviar su situación financiera (41.000 millones de dólares de deuda) y la miseria y destrucción provocadas por los bombardeos israelíes del verano. Se desconoce qué parte de la ayuda prometida ayer, encabezada por Arabia Saudí y con sustanciosas contribuciones europeas y estadounidenses, corresponde a préstamos y cuál a donaciones. Pero, en cualquier caso, la cifra es demostrativa de la intención occidental de sostener al Gobierno democrático de Siniora frente a los abiertos intentos de la oposición chií, engrasada por Teherán y Damasco, para derribarlo.

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Siniora no ha conocido un momento de respiro desde que en noviembre pasado decidiera apoyar un tribunal internacional para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafik Hariri, bajo la batuta de Siria. Hezbolá se retiró del Gabinete y Beirut es escenario recurrente de protestas masivas, huelgas violentas y enfrentamientos promovidos por una oposición mayoritariamente islamista que quiere poder de veto y elecciones anticipadas. Siniora sobrevive porque cuenta con el apoyo de la mitad de su país, además de EE UU, la Unión Europea y la mayoría de los Gobiernos árabes de credo suní.

Si París ha representado una oportunidad para que la comunidad internacional muestre su apoyo a un Líbano unido, soberano y democrático, regresar a Beirut con el bolsillo relativamente lleno debería ayudar a reforzar la autonomía de su Gobierno frente a las inadmisibles imposiciones de Hezbolá.

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