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Reportaje:El futuro del centro

¿Una idea genial o más obras?

Comerciantes, residentes y transeúntes discrepan sobre la propuesta del candidato del PSOE de vaciar la Gran Vía de coches

La propuesta del candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, de peatonalizar la Gran Vía ya acarrea comentarios de todo tipo. Este periódico recogió ayer, a pie de calle, las opiniones dispares de una treintena de ciudadanos. Por un lado están los que desean una ciudad con menos coches, ruidos y contaminación. "Madrid sería más cómodo y atractivo", dicen. Por otro, los que creen que la idea de Sebastián es, simplemente, irrealista. Unos y otros reconocen, eso sí, que el proyecto es complicado. Porque "sería una locura" o por el "follón de las obras".

La Asociación de Empresarios de la Gran Vía y la Confederación de Empresarios de Comercio Minorista se muestran reacios a la propuesta. Los últimos aseguran que "una medida así reducirá la afluencia de público". Sin embargo, casi la totalidad de los comerciantes consultados ven la idea con buenos ojos. "Atraería a más gente y nos beneficiaría", coincidían Ricardo y Mónica, empleados en una joyería y una tienda de bolsos respectivamente.

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A la altura de la plaza de Callao, un policía municipal se afanaba ayer en ordenar el tráfico. "Me parece una idea cojonuda que esto se peatonalice, y si puede ser, que lo hagan mañana", comentó ilusionado. Su optimismo contrastaba con el escepticismo de dos conductores de autobús. "¿Sabes la cantidad de buses que circulan por aquí? Para la ciudad sería un caos", resumían.

Una opinión distinta tienen varios residentes de la Gran Vía. Por ejemplo Ignacio, que cree "estupenda" la peatonalización "porque podría revalorizar la zona". Sin embargo, de llevarse a cabo, opina que "tendría que hacerse acompañado de más policía, para que esto no se convierta en un burdel", en referencia a la prostitución que se acumula junto a la Gran Vía. Con él coincide Carlos, otro residente, que añade: "Me parece maravilloso pero dificilísimo de llevar a cabo". Para Carlos, "hay que tomar medidas valientes, y una de ellas también sería peatonalizar Fuencarral". Jordi Gordon, de la asociación de vecinos del barrio de Universidad, cree que la idea es "fantástica". "O se reduce el tráfico de coches o Madrid seguirá siendo una ciudad anclada en el pasado", añade.

En un quiosco de prensa cercano al cine Capitol, su dueña es absolutamente contraria a la peatonalización. "Los domingos que se cierra la Gran Vía siempre tenemos problemas con el reparto y total... nadie camina por la calzada", se queja. En la recepción del hotel Arosa, la encargada califica de "locura" la idea de Sebastián. "Los extranjeros no podrían llegar con las maletas, darían muchas vueltas". Pablo y Andrés, recepcionista y botones del hotel Villa de la Reina coinciden. "Me parece muy mal; para un hotel sería muy incómodo", asegura Pablo. Su argumento, las decenas de taxis y camiones de proveedores que tendrían problemas para llegar al hotel.

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"Sebastián está loco", opinaba ayer Juan, un taxista de origen argentino. "Lo que tienen que hacer es controlar que no haya tantos camiones de reparto y vehículos ocupando el carril taxi", demandaba. A unos 50 metros, cuatro obreros arreglaban un tramo de asfalto. David, uno de ellos, era feliz: "Es estupendo; yo nunca cojo el coche".

Si estas eran las opiniones a pie de Gran Vía, en el ciberespacio también había ayer debate. En la web de ELPAÍS.com, un lector harto de las obras en Madrid decía: "¿Cuál es la diferencia entre Ruiz-Gallardón y Sebastián? Parece que están jugando al Sim City (un videojuego de construcción de ciudades)".

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