_
_
_
_
_

Dos etarras confiesan varios atentados para tratar de exculpar a un tercer procesado

Participaron en la 'caravana de la muerte' que iba a hacer estallar 536 kilos de explosivos

Los miembros de ETA Irkus Badillo y Gorka Vidal confesaron ayer pertenecer a la banda terrorista desde enero de 2003 y haber intentado colocar bombas en las pistas de Baqueira Beret y haber trasladado desde Francia una furgoneta con 536 kilos de cloratita y Titadyn que iban a hacer estallar en un polígono industrial próximo a la avenida de América, de Madrid, en lo que llamó caravana de la muerte. La confesión, en la que no faltaron las implicaciones a sus jefes Aspiazu y Palacios, tenía por objeto salvar al tercer miembro del comando Gaztelu, Beñat Barrondo.

Más información
La AVT pregunta sobre el 11-M a dos acusados que no contestaban, pero no lo hace al que sí respondía

La estrategia de la defensa fue muy poco habitual, no porque algunos etarras ya condenados no suelan asumir algunas acciones para tratar de salvar a algunos compañeros, sino porque era el primer juicio para todos ellos -no tienen ninguna condena previa- y porque además de confesar su participación en los hechos, su declaración fue tan amplia que sentó las bases para las futuras condenas de sus jefes Gorka Palacios Alday y Garikoitz Aspiazu, Txeroki, y de otros etarras como Patxi Abad Urquijo y José Segurola Querejeta.

Tanto la fiscalía como la Asociación de Víctimas del Terrorismo solicitan penas que suman 39 años de prisión para cada uno de los etarras, por delitos de pertenencia a banda terrorista, dos delitos de terrorismo en grado de tentativa y tenencia y transporte de explosivos. La defensa, a pesar de las pruebas en contra y de que los tres acusados reconocieron pertenecer o haber pertenecido a ETA, reclamó la absolución.

Gorka Vidal, primero, e Irkus Badillo, después, se negaron a contestar al fiscal y al letrado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Badillo llegó a decir que tampoco contestaría a "este tribunal fascista de excepción". Sin embargo, a preguntas de Iñigo Iruin, abogado defensor de Beñat Barrondo, tanto el uno como el otro narraron cómo habían sido captados, cómo tuvieron sus primeras citas en Francia con Gorka Palacios, que les indicó que estudiaran la posibilidad de colocar artefactos explosivos en las pistas de Baqueira Beret para hacerlas estallar en Navidad.

Gorka Vidal reconoció que se desplazó a Zaragoza y a Viella (Lleida) con la intención de cumplimentar las instrucciones de Palacios, pero que finalmente desistió ante las pésimas condiciones meteorológicas que hubo en aquellas fechas en Baqueira.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

También explicaron su cita con Garikoitz Aspiazu, Txeroki, que fue quien se hizo cargo de la dirección del comando tras la detención de Palacios el 9 de diciembre de 2003. Txeroki fue quien en otra cita en Francia les entregó -junto con Segurola Querejeta- la furgoneta Renault Trafic con matrícula falsa en la que estaban cargados los explosivos que, según dijeron, tenían previsto hacer estallar en un polígono industrial próximo a la avenida de América, de Madrid. También asumieron que pensaban volar varias torres de fluido eléctrico el día de la boda del príncipe Felipe con Letizia Ortiz.

Sin embargo, donde se emplearon a fondo fue en explicar que su compañero de comando Beñat Barrondo decidió dejar la banda a los 15 días de haber adquirido el compromiso con Gorka Palacios, en Francia, que ya les había encargado que estudiaran la colocación de bombas en Baqueira. Gorka Vidal y el propio Beñat Barrondo contaron que acudieron a la segunda cita con Palacios, que tuvo lugar en Lourdes. Allí, Barrondo le expuso que dejaba ETA, pero para mitigar el impacto de la noticia, le entregó un croquis del aparcamiento del cuartel de la Guardia Civil, en Llodio (Álava), aunque Palacios ya había dicho que era arriesgado realizar un atentado allí.

Durante la cita, Gorka Vidal se fue con Palacios a hacer un cursillo de explosivos, mientras Barrondo hacía tiempo para esperar al primero para volver juntos a Vizcaya.

Compró los móviles

A la pregunta de por qué quería dejarlo, Barrondo afirmó que no estaba preparado ni tenía el valor requerido para hacer lo que tenía que hacer. "En la segunda cita ya vi la realidad en que me estaba metiendo", precisó.

Sin embargo, y a pesar de haber dejado la organización terrorista, Barrondo reconoció que, a petición de Badillo, compró con dinero propio y usando nombres y números de DNI falsos los teléfonos móviles utilizados por los otros dos miembros del comando para comunicarse entre ellos cuando transportaban los explosivos y uno de ellos hacía de lanzadera.

Barrondo también admitió que entregó 200 euros de su dinero a Badillo, porque aunque había dejado la organización les dijo que les ayudaría con los móviles porque si por no ayudarles fracasaban "¡jamás me lo podría perdonar!".

El juicio se reanuda hoy por la mañana con las conclusiones definitivas del fiscal y del resto de las partes.

Gorka Vidal, Irkus Badillo y Beñat Barrondo, al entrar al juicio.
Gorka Vidal, Irkus Badillo y Beñat Barrondo, al entrar al juicio.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_