"Miré a mi alrededor y vi que todos caíamos como moscas"
Un superviviente relata que el grupo se dividió ante las dudas sobre el camino a seguir
La única versión directa hasta el momento de lo ocurrido el sábado en Tenerife es la aportada por José, un ingeniero de 27 años, que ha demostrado un fuerte entereza y reconoce que las indicaciones aportadas por teléfono por el guía, que se ausentó en el último momento, les llevaron a creer que entraban en un túnel de 500 metros con boca de entrada y salida, en vez de en la galería de 3.000 metros. Ya en el interior, el grupo de 29 excursionistas se separó en la galería porque algunos pensaron que si seguían avanzando llegarían al otro lado del túnel. Seis cuerpos aparecieron sin vida a más de 2.000 metros de distancia de la entrada de la galería.
José relató a la Televisión Canaria y al diario La Opinión que entraron en la galería de agua convencidos de que se trataba del túnel que estaban buscando. En un momento dado, a la hora de camino, comenzaron a tener dificultades para respirar, a sentirse mal, apoyarse en la pared y sentarse. Mientras seis de ellos seguían hacia adentro para buscar una salida, otros dieron marcha atrás, pero, cuando comenzaron a desandar el camino, se marearon y no pudieron levantarse.
Todo estaba a oscuras, sudaban copiosamente, hacía mucha humedad y calor; el agua corría por paredes, techo y suelo. "Miré instintivamente a mi alrededor y vi que todos caíamos como moscas; era una escena dantesca". José sólo recuerda haberse dormido durante horas. De repente, se despertó muy agitado y escuchó unos gritos, que no sabe quién pronunció. En ese momento, él y una joven se levantaron y llegaron a la entrada de la galería. Conscientes de lo que había sucedido marcaron el teléfono de emergencias. Eran las 16,41 horas de la tarde.
Después de José salieron otros ocho integrantes del grupo. Luego, cuatro más. Los servicios de rescate salvaron otras 9 vidas y, finalmente, casi 20 horas después extraían los seis cadáveres. "La galería no parecía tan mal desde afuera", aunque reconoce que no había ni una sola señal que indicara el peligro en el que se iban a meter.
