_
_
_
_
_

Un ataque terrorista desata el miedo a que se dispare la violencia sectaria en Líbano

Los atentados contra dos autobuses en una zona cristiana causan tres muertos y 20 heridos

Un doble atentado terrorista en una zona de mayoría cristiana 30 kilómetros al norte de Beirut provocó ayer tres muertos y despertó los temores más pesimistas ante los actos para conmemorar hoy el segundo aniversario del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri. La explosión de dos autobuses ha tensado de nuevo la frágil cuerda en las relaciones entre los partidarios del Gobierno prooccidental y la oposición, encabezada por el grupo chií proiraní Hezbolá, en un ambiente marcado por las acusaciones y amenazas, y ha aumentado el temor a que la violencia sectaria se desate.

Más información
Bombas en el aniversario del asesinato de Hariri
Miles de personas rinden homenaje en Beirut a Hariri

La elección del lugar del doble atentado es un mensaje directo. Los dos autobuses circulaban cerca de la aldea de Ain Alak, en la montañosa zona de Bikfaya, habitada predominantemente por cristianos. Es conocida por ser el feudo de la dinastía Gemayel, destacada familia maronita que ha proporcionado al Líbano dos presidentes y varios ministros. De hecho, el último asesinato político se produjo el 21 de noviembre con la muerte del ministro de Industria, Pierre Gemayel, conocido por su oposición a la influencia siria en el país de los cedros. Su padre, el ex presidente Amin Gemayel, fue contundente: "Hay una mano extranjera detrás de este atentado terrorista".

El ministro del Interior, Hassan al Saba, desmintió que se tratara de una acción suicida. Según los servicios de seguridad libaneses, un artefacto explosivo hizo volar por los aires el primer autobús. Apenas diez minutos después, cuando decenas de personas se acercaron al lugar del atentado, otra bomba estalló en el autobús que venía detrás. Los dos artefactos contenían tres kilogramos de explosivos cada uno.

El pánico y el elevado número de heridos internados en dos hospitales crearon una confusión inicial que llevó a informar de la muerte de 12 personas. El recuento final se resume en tres muertos, dos libaneses y un egipcio, y 20 heridos. "Veníamos de Btehrine (localidad cristiana) cuando escuchamos una explosión enorme", relató Brigitte Mur, una pasajera aún conmocionada por el ataque.

El primer ministro, Fuad Siniora, afirmó que es "un intento más de desestabilizar nuestro país", escenario de una lucha ideológica y política adornada con bombas y asesinatos. El presidente de Líbano, el prosirio Emile Lahud, también condenó el ataque en Bikfaya, que calificó de "masacre" y "un intento de frustrar todos los esfuerzos internos, regionales e internacionales para conseguir la unidad nacional libanesa".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Hezbolá, que sigue exigiendo la dimisión del Gobierno de Siniora, se sumó a las unánimes condenas. Un portavoz del movimiento chií, que dirige el jeque Hasan Nasralá, declaró: "Todos los libaneses se sienten amenazados, y lo que ha sucedido es un crimen rastrero contra civiles". El diputado de Hezbolá Husein Hasan añadió: "Debemos unirnos para hacer fracasar a aquellos que siembran la muerte y la destrucción en momentos en que los libaneses, apoyados por países árabes e islámicos, tratan de resolver sus divergencias".

La clase política libanesa, dividida por todos los factores posibles (políticos, sociales, ideológicos, religiosos, personales...), se unió ayer en el uso de la palabra "complot". Cada facción, con un propósito diferente. Por un lado, el ministro del Interior, a través de la emisora Voz del Líbano, lanzó una intrigante acusación sin dar nombres: "Nuestro país se enfrenta a un gran complot". Por otro, Nabil Berri, el presidente del Parlamento y jefe del grupo chií prosirio Amal, decía que "los libaneses se han de unir para hacer frente a los complots contra Líbano".

El amenazado líder druso, Walid Yumblat, no dudó en poner nombres y apellidos al acusar a su acérrimo enemigo, Siria, de ser el cerebro del atentado: "Ellos quieren aterrorizar a la gente que desea conmemorar el segundo aniversario de la muerte de Hariri".

Una mujer, atrapada en uno de los autobuses atacados en Líbano, espera la ayuda de los servicios de emergencia.
Una mujer, atrapada en uno de los autobuses atacados en Líbano, espera la ayuda de los servicios de emergencia.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_