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Reportaje:

Buenas ideas y resistencia al desaliento

Las nuevas 'high tech' deben aumentar su tamaño y la oferta de productos para sobrevivir

Pocas empresas españolas de nueva tecnología han nacido de spin offs universitarias. En NTR llegaron a esta tecnología de soporte remoto a partir de un producto anterior, que les hizo detectar la demanda. "Nuestro negocio", explica Pons, "era la mensajería electrónica". Casi lo que sucedió con Fractalia. "En nuestro caso", recuerda Domeq, "la desarrollamos, porque la necesitábamos". La empresa empezó gestionando PC para Internet público. "Empezamos a colocarlos en hoteles, por toda España, y teníamos el problema de que se estropeaban mucho y había que repararlos. Ahí empezamos a diseñar un programa de software para arreglarlos de forma remota".

Al margen del golpe tecnológico y del perfil personal de estos empresarios, habría que subrayar su capacidad para sufrir. Se trata de empresas que exigen en sus fases iniciales -dos o tres años- ingentes sumas de capital para el desarrollo de los productos. Una vez perfilados, les esperan años de esfuerzos para conseguir clientes. NTR, fundada en 2000, sólo despegó en 2003. Care, fundada en 1999, sólo empezó a vender de forma efectiva el año pasado. "Este tipo de negocios", dice Domeq, "tardan en despegar porque los procesos de compra son muy largos. Desde que empiezan a hacer pruebas piloto hasta que firman el contrato y facturas, pueden mediar años".

Los nichos de estas empresas, muy pequeños, las hacen vulnerables a un cambio tecnológico que puede quitar todo sentido a su actividad
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Esto, sin olvidar las reticencias de las empresas españolas ante estos productos, tan fuerte que algún fondo de capital riesgo ha señalado que "hemos dejado de financiar firmas de software, porque luego éste no se vende". Alonso, de Brainstorm, que se tiró años sin vender un solo paquete en España, cree que "aquí se recela del software español. Sólo cuando vieron que vendíamos fuera empezaron a pedirlo".

Otro de los peligros es el constante cambio tecnológico, que puede convertir en inútil a un producto en cuestión de días. Fue el caso de DS2, que empezó ofreciendo su tecnología PLC a las compañías eléctricas, interesadas en ofrecer servicios de Internet por la Red. Parecía imbatible, el PLC era barato frente al cable. Pero, luego vendría el ADSL y las eléctricas perdieron el interés. Podría haberse ido todo al traste. ¿Qué hizo Blasco? "Abaratamos los equipos, integrando más funciones en el chip diseñado por nosotros (que pasó de 400 a 40 dólares) y lo ofrecimos a las operadoras". Los equipos de DS2 los compran ahora las telefónicas para conectar los distintos aparatos servidos por ADSL en el interior de una casa u oficina, sin tener que cablear o utilizar sistemas inalámbricos, que, según Blasco, aún fallan sobre todo en vídeo.

Quizá por ello, Dimat, que maneja una tecnología similar a la de DS2, ha optado por seguir centrada en el suministro de equipos para las comunicaciones internas de las eléctricas. "Hicimos algún intento con Internet para el gran público", comenta Carles Pujol, director comercial de la empresa, "pero vimos que iba muy lento y que, además, se va a enfrentar a la mejora del wifi y todos los sistemas inalámbricos".

Lo que está claro es que no parece que estos empresarios puedan quejarse. Están elevando sus facturaciones, han encontrado apoyo financiero del capital riesgo y se han encontrado, entre las manos, con unos negocios que valen cada vez más dinero. Ese aumento de valor queda claro en las sucesivas rondas de financiación. Es habitual que las sumas a aportar por el venture capital crezcan exponencialmente en dos o tres años. DS2, fundada en 1999 con 300.000 euros de Blasco y sus amigos, valía tres años después para los japoneses de Itochu unos 250 millones. Al menos fue su valoración pues, dice Blasco, "pagaron cinco millones de euros por el 2% de la empresa".

Pese a ello, no está escrito que estas empresas logren sobrevivir. Se cree que muchas podrán acabar desapareciendo. Sus nichos, muy pequeños, las hacen vulnerables, al socaire de un cambio tecnológico, que puede quitarle todo sentido a su actividad. De ahí la importancia de lograr tamaño a través de la expansión internacional. Sin dimensión, seguirán dependientes de cualquier decisión de las grandes multinacionales, dispuestas a entrar en un segmento de las TIC si lo ven interesante. Otro medio de conseguir tamaño y reducir la vulnerabilidad consiste en ampliar constantemente la oferta de productos en su portafolio. Todas lo están haciendo.

Las high techs necesitan importantes sumas de capital en sus fases iniciales.
Las high techs necesitan importantes sumas de capital en sus fases iniciales.JOSÉ MARÍA SARRIEGUI

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