_
_
_
_
_

PSOE y PP rechazan el nivel exigido por Educación

La consejería vasca de Educación ya ha movido ficha presentando los términos generales de su reforma. Ahora debe detallarla en un proyecto de ley que prevé remitir al Parlamento de Vitoria en los próximos meses. Por el momento, la música les suena muy bien a los cuatro partidos nacionalistas: PNV y EA, en el Gobierno, y EHAK y Aralar, ambos en la oposición. Todos ellos coinciden en que los niveles de euskera exigidos a los alumnos son los correctos.

En cambio, los dos grupos mayoritarios de la oposición- el PSOE y el PP- los tachan de discriminatorios. Los socialistas advierten de que no se puede establecer un nivel B2 al terminar la secundaria cuando la última evaluación realizada con ese baremo a un grupo de alumnos para conocer su dominio del idioma cooficial se saldó con un importante fracaso. Sólo un 57% de los alumnos del modelo íntegramente en vasco, con el castellano como asignatura, superó esa prueba. Ningún estudiante del modelo en castellano, con el euskera como materia, consiguió siquiera superar una fase previa y únicamente un 33% de los alumnos de la línea bilingüe aprobó. Para los socialistas, lograr el nivel B2 es deseable, pero no debe ser exigible. "Hay que tener cuidado y no dar prioridad al conocimiento del idioma sobre la calidad de la enseñanza", puntualiza la portavoz del PSE en materia educativa, Isabel Celaá.

Esta parlamentaria se muestra de acuerdo con la filosofía general planteada por Educación de virar hacia un sistema trilingüe con el inglés como idioma extranjero, pero asegura que no va a dar un cheque en blanco cuando aún faltan por explicar aspectos fundamentales de la reforma. Entre esas cuestiones figuran el porcentaje de horas lectivas que se debe establecer para cada idioma.

Hasta que no se despejen dichas incógnitas, los socialistas se mantienen recelosos, porque no están dispuestos a que se "expulse al castellano de las aulas", dijo Celaá.

El PP se muestra todavía más crítico con la reforma porque ve confirmado su peor temor: el arrinconamiento del castellano. Para los populares, la reforma plantea "más de lo mismo", es decir, más euskera y menos castellano. Su portavoz de Educación, Iñaki Oyarzabal, advierte de que su partido va a mostrarse beligerante y aboga por el equilibrio entre "lo que todos queremos y la sociedad en la que vivimos".

Por el momento, el Gobierno vasco se ha garantizado el apoyo de EHAK, el tercer partido de la oposición, que en la coyuntura actual garantizaría que la reforma saliese adelante.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_