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Reportaje:Cuarto aniversario de la guerra de Irak

Una guerra civil de todos contra todos

Las cifras convierten el conflicto de Irak en el noveno más letal desde 1945 - Los expertos consideran que se están produciendo varios enfrentamientos a la vez

Guillermo Altares

Desde hace meses, casi nadie, ni siquiera el Pentágono, duda de que Irak se encuentra sumido en una atroz guerra civil de todos contra todos. Pero la mala noticia es que la mayoría de los expertos considera que el conflicto no ha hecho más que empezar y que quedan años de masacres por delante. También existe un pesimismo creciente sobre la presencia de tropas extranjeras: si se quedan es malo, pero si se van de golpe también.

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"Desde 1945 se han producido entre 100 y 150 guerras civiles. Irak es sin duda una de ellas. Las investigaciones sugieren que las guerras civiles con una intervención militar exterior duran más y son más sangrientas", explica Nicholas Sambanis, profesor de la Universidad de Yale experto en guerras civiles. "En Irak es todavía más cierto porque se trata de una guerra con numerosas facciones que pueden permitirse el lujo de seguir luchando. Si se produce una retirada completa, la consecuencia a corto plazo será sin duda un aumento de la violencia. Pero no sabemos lo que ocurrirá a largo plazo", agrega Sambanis.

Para algunos, la guerra civil empezó en el otoño de 2003, meses después de la invasión, mientras que otros consideran que fue en 2004, cuando EE UU entregó el poder al Gobierno iraquí, de mayoría chií. "Tras el bombardeo de la mezquita Askariya de Samarra, en febrero, pasó de una guerra civil de baja intensidad a un conflicto de intensidad media", explica Larry Diamond, profesor de Stanford, experto en procesos democráticos, que pasó unos meses en Irak como asesor del Gobierno de ocupación antes de irse espeluznado por cómo se estaban haciendo las cosas. "Samarra fue el detonador de una bomba que llevaba mucho tiempo esperando para estallar", afirma Peter Harling, analista en Oriente Próximo del International Crisis Group, con sede en Damasco.

Como si fuesen muñecas rusas, en Irak hay varias guerras civiles unas dentro de otras: milicias chiíes, que infiltran el Ejército y la policía, contra milicias suníes y viceversa (con limpieza étnica al más puro estilo balcánico), chiíes contra chiíes y suníes contra suníes por el control de territorios, suníes contra turcomanos que a su vez también combaten con los kurdos en el norte del país. También está la insurgencia nacionalista leal a Sadam que se enfrenta con las tropas estadounidenses y Al Qaeda, que recluta a musulmanes de todo el mundo para realizar atentados suicidas y que ha hecho todo lo posible para inflamar el odio sectario. Los enfrentamientos entre la insurgencia suní y los yihadistas son cada más frecuentes. "Y tampoco se puede olvidar la violencia criminal", agrega Harling.

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No es una casualidad que, como señalaba hace poco The New York Times, un oscuro poema del irlandés W. B. Yeats escrito en los años posteriores a la I Guerra Mundial se haya convertido en el símbolo del conflicto. Uno de sus versos sirvió para titular un informe de la Brookings Institution sobre la guerra civil iraquí: "Todo se desmorona". Y un representante demócrata utilizó otro de los versos del Segundo advenimiento para describir en el Congreso la situación: "El centro ya no puede sostenerse".

"Algunos estudiosos creen que una guerra civil se produce cuando hay más de 1.000 muertos al año, otros incluso hablan de 100. Pero con respecto a Irak no creo que estas cifras importen, porque las estimaciones más conservadoras consideran que han muerto 60.000 personas desde 2004, lo que convertiría a esta guerra en el noveno conflicto civil más letal desde 1945", asegura James Fearon, profesor de Stanford, autor de varias obras sobre conflictos civiles y que testificó en el Congreso estadounidense sobre la situación en Irak.

Las matanzas sectarias, los cadáveres que aparecen maniatados, torturados y con tiros en la cabeza en Bagdad, los coches bomba contra civiles se han convertido en una terrorífica rutina. Pero los expertos aseguran que no hay nada nuevo, que la guerra civil iraquí tiene sus ecos más recientes en el conflicto interno de Líbano (1975-1990). Y el peligro de que se prolongue durante tantos años no es inimaginable.

"Las políticas estadounidenses han tenido efectos devastadores y la Administración Bush tiene mucha culpa de lo que ocurre actualmente. Pero una retirada repentina desataría más violencia", explica Harling, del ICG. "Una retirada aumentará los asesinatos", explica Fearon. "Pero tampoco creo que la operación de seguridad, incluso si llega a calmar la situación en Bagdad, abra la puerta a una retirada", agrega. Larry Diamond resume con una frase una situación sin salida a corto plazo: "Las tropas estadounidenses evitan que las cosas se desmoronen completamente; pero también forman parte del problema".

Un hombre es detenido durante una protesta contra la guerra de Irak celebrada ayer cerca de la Bolsa de Nueva York.
Un hombre es detenido durante una protesta contra la guerra de Irak celebrada ayer cerca de la Bolsa de Nueva York.EFE

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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