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Reportaje:Fútbol | La proeza de un jugador inolvidable

"Remate de puntera y cambio de ritmo"

Ex jugadores y técnicos del Valencia evocan la turbulenta etapa del brasileño en Mestalla

Hace diez años, Romario pasó por Mestalla con pinta de estar acabado. Probablemente porque se le pidió lo que no sabía: presionar, defender, llevar una vida ordenada y aburrida. Fracasó, claro. O no tanto. Se embolsó 340.000 de las antiguas pesetas por cada uno de los 948 minutos de Liga que disputó en 11 partidos en los que obtuvo cinco goles; se enfrentó a dos entrenadores, Luis Aragonés y Claudio Ranieri, y se rompió los abductores en sus únicos momentos de felicidad, en el verano de 1997, cuando Jorge Valdano lo acunaba en el banquillo, tras una espectacular chilena ante el Flamengo, su ex equipo. De paso, precipitó la marcha del club del presidente, Francisco Roig, que lo había convertido en su emblema.

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Romario trató de trasladar a Valencia su forma de vida de Río de Janeiro: practicó el futvoley en las playas de Cullera y pateó los bares tropicales de la Malva-rosa. Un día enfureció a Aragonés por pedir su bebida preferida en una concentración: una Coca Cola; en otro, llegó una hora tarde al entrenamiento, y en un tercero, alegó una faringitis para no viajar a Vigo y se pasó la noche de juerga. Así lo recuerdan algunos de los que compartieron con él en Mestalla ese periodo tan turbulento.

- Milla (ex medio centro): "Era un gran definidor. Lo hacía todo muy rápido y utilizaba todas las partes del pie para rematar. Me sorprendían sus remates de puntera, que eran muy precisos. Los sacaba cuando el defensa se le venía encima. Y los porteros no se lo esperaban porque están acostumbrados al disparo con el empeine. Coincidí con él tres meses, muy convulsos porque tuvo una discusión tremenda con Ranieri. Éste le echó en cara en el vestuario de Paterna su vida nocturna, sus salidas. Y le amenazó con no ir más a la selección. Romario tenía mucho carácter y replicó a Ranieri que él no era nadie para decir si iba o no".

Moya (ex delantero): "Tenía un cambio de ritmo de cuatro o cinco metros que te dejaba clavado. Yo, como escudero suyo, tenía que correr más y estar atento a los pases que daba. Tenía fantasía en cada balón a pesar de que aquí no estuvo tan pletórico como en el Barça. Y, como no se dejaba la piel en los entrenamientos, chocó con Aragonés. Era tímido y no se prodigaba en el vestuario, pero a mí me regaló una pulsera que me trajo de Brasil. Ha demostrado que ama el fútbol por encima de todo y, con 41 años, conserva la ilusión y la vitalidad que otros no hemos podido mantener".

- Fernando Gómez (ex capitán del Valencia): "Aragonés me llamó a un aparte y me pidió que le pasara a Romario siempre que pudiera.El problema es que él necesitaba jugar cerca del área, con mucho dominio de su equipo y eso aquí en el Valencia no lo tenía".

- Karpin (ex centrocampista):

"Un genio en la definición. En 20 metros hacia la portería contraria no sabían lo que iba a hacer. Sorprendía incluso a sus compañeros. Tenía diez metros explosivos y, técnicamente, un control perfecto del balón".

- Luis Aragonés (seleccionador español): A pesar de haber chocado con él, Luis Aragonés nunca dejó de admirar el talento de Romario, a quien sitúa en el podio de los tres mejores jugadores que ha entrenado: "Romario era genial arriba; Schuster, en el medio, y Luiz Pereira en la defensa".

- Españeta (utillero del Valencia): "Todos los días me pedía un café solo, sin azúcar. Se lo tenía listo donde se cambiaba. Se lo bebía y salía a entrenarse, lo que menos le gustaba. Solía llegar tarde y Aragonés se enfadaba. Le gustaba salir por las noches a divertirse".

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