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IV Congreso Internacional de la Lengua Española

El maestro volvió a coger el boli negro

Carles Geli

Con bolígrafo negro, el mismo color que utilizó para corregir las cuartillas holandesas escritas a máquina del original hace 40 años, Gabriel García Márquez anotó los enésimos y últimos cambios para la edición conmemorativa de Cien años de soledad con la que la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua obsequiaron ayer a su autor por sus 80 años. "El acto se celebró a 20 leguas de Macondo", mesura ahora el libro en vez de en "kilómetros", mientras Úrsula Iguarán, esposa de José Arcadio Buendía, el fundador de la ciudad, prefiere decir que "nunca se sabe qué quieren comer los que vienen" a "forasteros" como los definió en 1967; a la vez, desaparece el último seseo (un "sirio" por "cirio") de una novela que había estado cargada de ellos. "Son cambios siempre intencionales, de un escritor excepcionalmente celoso con los textos y que indican una búsqueda del lenguaje natural y de expresiones más profundas", comenta el director de la RAE, Víctor García de la Concha, cabeza visible del equipo de académicos que preparó el texto y que creó un cuadro sinóptico con el tratamiento que daban las ediciones más fiables de la obra a las erratas y dudas para preguntarle a Gabo. Ante trabajo tan fino, el puntilloso escritor optó por corregir las pruebas.

Los retoques de García Márquez son sólo uno de los diversos alicientes que presenta la edición que, publicada por Alfaguara, ayer salió a la venta con una tirada inicial de casi 500.000 ejemplares. A ellos se añadirán los próximos días los 150.000 ya en la imprenta ante las previsiones de ventas, que se espera superen los 2,6 millones de ejemplares del Quijote, que también auspició la RAE. El precio: 9,75 euros en España y unos 10 dólares en Latinoamérica.

Estos nuevos Cien años... cuentan con un impagable árbol genealógico de los Buendía, así como un glosario con términos y locuciones empleados en la obra y un índice onomástico. La guinda la ponen los textos preliminares, donde destaca un fragmento de Historia de un deicidio, brillante estudio que su autor, Mario Vargas Llosa, no quiso reeditar durante años tras pelearse con el Nobel colombiano. Álvaro Mutis asegura sacrílegamente en un brevísimo retrato que la obra de su amigo "más acabada y perfecta sigue siendo El coronel no tiene quien le escriba". Carlos Fuentes rememora el momento en que Gabo tuvo el chispazo de la novela, que les pilló viajando juntos en coche. Hábil en la disección, García de la Concha destaca la voz poética de un narrador a quien "le basta un calificativo para producir una imagen llena de resonancias". Claudio Guillén, que falleció al poco de entregar su estudio, da muestras de su inteligencia iconoclasta: afirma que el relato es superior a la historia que comunica la novela; que en ésta no hay circularidad como dicen los expertos, sino nutriente reiteración y que la de Gabo no es literatura fantástica sino imaginativa.

La edición conmemorativa sólo estará a la venta tres años, dejando a partir de 2010 a los 69 personajes y seis generaciones de la obra sumidos de nuevo en cien años de soledad.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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