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Reportaje:Golf | Masters de Augusta

Empresarios multimillonarios

Woods ha ganado casi 500 millones en su carrera, ocho veces más por negocios que por premios

Carlos Arribas

Si para cualquier trabajador del mundo un ingreso instantáneo de 1.305.000 dólares (unos 972.000 euros, al cambio de ayer) equivale a un cambio radical de vida, para Tiger Woods, e incluso para los 40 o 50 mejores golfistas del mundo, tal cantidad bruta, el premio metálico del ganador del Masters -a la que luego descuentan impuestos y gastos, y sueldo del caddie- no es sino una parte más, y no la mayor, de sus ingresos anuales.

Para Tiger Woods, en particular, tal millonada no sería sino una gota en el océano. Y, con absoluta seguridad, más valor, y no sólo simbólico, tiene para él una quinta chaqueta verde que el cheque que lleva aparejada. Para la mayoría de los mejores golfistas, que como muchos otros deportistas profesionales han aceptado en los últimos 30 años sin complejos su condición de hombres-anuncio, lo recibido por premios en los torneos no es su mayor fuente de ingresos. Y si hasta ahora las ganancias por llevar unas determinadas gorras, zapatos, por usar unos palos de una marca o por llenar de pegatinas su espalda, sus mangas, los contratos y las obligaciones con que los atan las grandes firmas de representación, les suponían prácticamente el 100% de los ingresos indirectos, esa tendencia ha comenzado a cambiar. La expansión del golf en los emergentes y riquísimos mercados asiáticos les ha abierto un nuevo frente de negocios. Y también en este caso, Tiger Woods les lleva la delantera a todos.

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Así, si las bolsas de los 255 torneos de todo el mundo en los que había participado antes del Masters (con 76 victorias) le habían supuesto a Tiger Woods poco más de 84 millones de dólares (unos 62 millones de euros), lo que le han convertido en el golfista con más ganancias de la historia, sus ingresos por actividades publicitarias le supusieron en estos 12 años de carrera profesional unos 568 millones de dólares (423 millones de euros). Esto le convierte, con unos ingresos absolutos de unos 650 millones de dólares (485 millones de euros), en el deportista mejor pagado de la historia según la revista Golf Digest, una respetada publicación que estima que para 2010 Woods se convertirá en el primer deportista que supere la barrera de los 1.000 millones de dólares.

Y no serán sus jugosos contratos con Nike, Buick y otras marcas lo que más acelere su camino hacia tan redonda y rotunda cifra, sino sus nuevos negocios, como la construcción de campos de golf en los emiratos petrolíferos o, incluso la organización de torneos dentro del circuito de la PGA americana, como el que debutará este mayo en Washington. No hay jeque que no quiera tener un campo con la firma de Woods, un capricho que les cuesta un mínimo de 40 millones de euros, gastos de construcción aparte. En esto sigue el mejor jugador del mundo ejemplarmente la vía abierta por sus ancestros golfitas Arnold Palmer, Jack Nicklaus, Greg Norman o Severiano Ballesteros, pero mientras éstos comenzaron a abrirse a los negocios en el ocaso de sus carreras, Woods lo hace en el apogeo de la suya, cundo aún no ha cumplido 32 años.

En España también ha prendido la tendencia, con varias versiones. La más comercial la encarna Sergio García, de 27 años, el primer golfista español fichado por una gran multinacional como imagen mundial. El castellonense, que ingresó por premios el año pasado unos 2,5 millones de euros y por patrocinios unos 10 millones, se ha asociado con Greg Norman para poner su firma a campos en los Emiratos, así como en Castellón. La más sobria es la línea de José María Olazábal, de 41 años, quien siempre ha temido las obligaciones inherentes a los grandes contratos comerciales -incluso disputó un Masters sin gorra y sin publicidad en la bolsa- y que genera el insólito ejemplo de haber ingresado en 2006 más por premios (dos millones de euros) que por negocios (1,2), que se centran principalmente en el diseño de campos de golf.

El malagueño Miguel Ángel Jiménez, de 43 años, encarna la vía más tradicional. "Yo creo que ha llegado el momento en que me asegure el futuro", explica Jiménez, que ha montado una empresa de servicios relacionados con el golf que se estrenará en mayo próximo, organizando a medias con el golfista madrileño Gonzalo Fernández Castaño el Open de Andalucía en Marbella. También proyecta Jiménez construir campos de golf en Andalucía. Y para combatir la corriente de opinión negativa contra los campos de golf en España, ha organizado un foro de debate sobre el asunto. "No conozco ningún pueblo al que le haya perjudicado la construcción de un campo de golf, siempre que se cuente con agua suficiente y no se dañe el medio ambiente", asegura. "Antes al contrario. Pero, evidentemente, estamos en contra de los campos jardín, utilizados como señuelo por los especuladores de terreno para vender chalets y que al poco tiempo no valen para nada".

Tiger Woods y Paul Casey se dirigen hacia el hoyo 16 el viernes pasado en Augusta.
Tiger Woods y Paul Casey se dirigen hacia el hoyo 16 el viernes pasado en Augusta.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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