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Una entre millones

Del proceso de metástasis suele decirse que es muy poco eficaz en términos biológicos. Para que una sola célula maligna provoque la aparición de un tumor en un órgano a distancia es preciso que cada día, por espacio de meses o incluso años, se escapen millones de células del tumor original.

La gran mayoría de ellas fracasa en su intento apenas iniciado el proceso. En esencia, explica Massagué, porque incorporan mutaciones "tan aberrantes" que hace que las células que se escapan sean "simplemente inviables". Las mutaciones que contienen algunas pocas células, sin embargo, favorecen un viaje casi imposible en el que deben sobrevivir en el torrente sanguíneo (se han detectado células malignas que emplean a las distintas células de la sangre como vehículo de transporte), vencer los ataques del sistema inmunológico, adherirse y traspasar los capilares, adaptarse a un nuevo medio (huesos, pulmones, hígado y cerebro son los más temidos) y ahí volver a proliferar hasta formar un nuevo tumor. Todas estas acciones tienen lugar, "muy probablemente", según Massagué, gracias a la participación de medio centenar de genes. De ellos, tan solo 18 se han identificado como participantes en el trayecto. Otros 30 participan exclusivamente, al parecer, en el mecanismo de nidificación en los pulmones. Por lo que se está viendo, estos 30 genes reactivarían parte del proceso embrionario, de modo que las células tumorales se comportarían como células madre.

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