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Reportaje:Elecciones 27M

"Todas somos Carmen"

Mujeres de toda España celebran el talento de la candidata socialista a la alcaldía de Valencia

El tren llegó puntual. A las 12.20 horas paraba en la vía 2 de la Estación del Norte de Valencia. La geganta (un muñeco gigante con la cara de la candidata) bailaba a las puertas de la estación. En el interior, Carmen Alborch, candidata socialista a la alcaldía de Valencia, no pudo reprimir una lágrima cuando una treintena de mujeres procedentes de toda España recorrieron entre aplausos un pasillo de bienvenida desde el andén hasta la calle.

Agitaban banderas de todas las autonomías. Una España plural y femenina desembarcó en Valencia para celebrar el talento de la candidata socialista.

Las amigas de la candidata destacan que su victoria es la victoria de las mujeres
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Besos y abrazos a las puertas de la estación. La geganta se entretuvo un rato antes de atreverse a cruzar la calle Xàtiva en dirección hacia la plaza del Ayuntamiento. Globos y banderas, pero nadie desbordó los límites del paso de cebra, ni invadió a destiempo la calzada.

Una concentración paralela en favor de una educación de calidad sembró cierto desconcierto cuando la geganta llegó a la plaza del Ayuntamiento. Militantes socialistas saltaron de un grupo a otro, pero otros optaron por obviar el paso de Alborch. Amigos, pero rivales.

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Cuando el pasacalle que encabezaba la geganta desembocó en la plaza de la Universidad sólo había amigos, sobre todo, amigas. El sol del mediodía caía a plomo. Rosa Conde, que fuera portavoz del Gobierno de Felipe González, o su compañera de gabinete Ángeles Amador buscaban alguna sombra.

La brisa se levantó con los primeros parlamentos. Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer, apuntó el carácter "cosmopolita" de Alborch, "una mujer integradora y positiva que pisa fuerte sin pisar a nadie".

Las diputadas en el Congreso Delia Blanco y Patro de las Heras proclamaron: "Con Carmen no ganamos solo en Valencia, sino que ganamos todas las mujeres".

La filósofa Celia Amorós destacó que Alborch "es una mujer versátil, polifacética, una luchadora nata que sabrá hacer compatible los árboles y las personas en la ciudad".

El "carisma" lo celebró Amelia Valcárcel, consejera de Estado, como resultado del compromiso de "una enorme cabeza y un gran corazón".

Cuando Cristina del Valle, presidenta de la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género, tomó el escenario, la brisa cobró intensidad: "Carmen es un referente para las mujeres en este país, una líder que hace una política desde las entrañas y, por tanto, una política entrañable".

Del Valle interpretó una canción dedicada a las víctimas de Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos: "Hay que rescatar esta ciudad". El estribillo "todas somos una y cada una somos todas", acabó transformándose en "todas somos Carmen". Solo faltaban los coros de Marina Rosell para disparar la emoción.

Nada más lejos de un acto político al uso. Nada más cerca de un nuevo modelo de convivencia, de una vecindad más amable, de una celebración del talento.

"Ahora no tengo más remedio que ser alcaldesa", confesó Alborch cuando tomó la palabra para responder al tributo que le rendían sus amigas. "Quiero una ciudad más amable, más acogedora, más culta y educadora", reivindicó Alborch. "Ante vuestra energía y esperanza no vamos a tener más remedio que ganar las elecciones", sentenció.

Carmen Alborch recibió en la Estación del Norte de Valencia a mujeres procedentes de toda España para apoyar su campaña.
Carmen Alborch recibió en la Estación del Norte de Valencia a mujeres procedentes de toda España para apoyar su campaña.JESÚS CISCAR

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