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Reportaje:Fútbol | Espanyol-Sevilla, la gran final de la Copa de la UEFA

Alves, en versión original

El lateral brasileño, mejor jugador de la última UEFA, cree que él y el Sevilla deben recordar sus orígenes y no sentirse obligados a ganar

Daniel Alves, el chico de los cortes de pelo eléctricos y la sonrisa metálica, conoce en profundidad el mito de Narciso, el bellezón que se ahogó en un lago de tanto admirar su perfección reflejada en el agua. Alves, que vive instalado en el trueno de la banda derecha del Sevilla, reposa en las concentraciones leyendo El Alquimista, de Paulo Coelho. Es un libro lleno de sueños y lecciones. La más notable, que el narcisismo lleva a la muerte. Quizás por eso, Alves anda con pies de plomo. Piensa en África "para valorar aún más" lo que tiene. Siente que el aprecio de la gente del Sevilla nace de dejarse "las pelotas" en el campo. Y recuerda que su equipo es un guapo de nuevo cuño, que no hace tanto era patito feo, y que no hay que mirar al lago, sino conquistarlo: "Los seguidores del Sevilla no se pueden creer lo que está pasando. Hace unos años, el Sevilla trabajaba para meterse en la UEFA. El último año ha sido para disfrutar finales. Hay que mantener el deseo de victoria sin obsesionarse, porque podría herirnos. No deberíamos sentirnos obligados a ganar porque, al final, eso nos podría costar caro", contó en la página web de la UEFA antes de medirse hoy al Espanyol.

"Hay que mantener el deseo de victoria sin obsesionarse, porque podría herirnos"
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El brasileño fue elegido como el mejor de la competición el curso pasado. Este año, siendo el más usado por el Sevilla, se ha confirmado. Su presencia genera temblores en Europa. A Martin Jol, técnico del Tottenham, le acogotaron a preguntas sobre Kanouté, su ex punta, ahora en el Sevilla, cuando los dos clubes se cruzaron en cuartos. Jol paró el interrogatorio con los ademanes imperiosos del sabio que se dirige a los ignorantes. Y habló de su verdadera preocupación: "Alves es el mejor lateral diestro de Europa por sus cualidades atacantes. Por eso el flanco derecho es el mejor flanco del Sevilla".

Es dudoso que Alves se enterara. La medida de su inglés lo da lo efímero de su estrellato televisivo. Un día le tocó hacer un anuncio en un canal estadounidense. Salió por la tele, pero en las tomas falsas: su inglés no daba para 30 segundos.

El brasileño, claro, suena mejor en versión original. Y en español. En Sevilla ha encontrado un repartidor con furgoneta y dos bañeras para su casa. El repartidor trae bolsas de hielo. Una bañera se llena de agua caliente. La otra, con la mercancía de la furgoneta. Los médicos lo llaman baños de contraste. Técnicas de recuperación. Alves, cuidarse, buscar vías para triunfar, caminos para ser el mejor.

El lateral ha unido en Sevilla la ciencia deportiva con el respeto hacia las tradiciones de la ciudad. Su imagen celebrando un gol con una montera dio la vuelta al mundo. ¿Por qué no la usa siempre? "Fue sólo porque era la Feria y la gente suele ponérsela cuando la ciudad celebra esa fiesta", responde. "De vez en cuando, cuando Renato y yo salimos, nos vestimos como los sevillanos esperan que te vistas durante las fiestas. Creo que será muy difícil volver a ponerme la montera, pero si el Sevilla gana puede que me la ponga". Es posible que Renato y Alves se paseen por Sevilla vestidos de toreros, dolientes de Semana Santa o lo que toque según el calendario. Pero lo hacen en su tiempo libre, cuando quieren gustarse, verse guapos. Lo mismo ocurre con la montera. Si Alves se la pone, el Sevilla le habrá ganado al Espanyol. Nunca la vestirá antes. Es un tipo leído. Y está avisado. Los pecados de Narciso llevan a ahogarse en el lago.

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