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Reportaje:

Urnas contra la plaga del soborno

Rumania celebra hoy un referéndum sobre la permanencia del presidente en medio de una crisis política desatada por la corrupción

Cristina Galindo

Entre el caso de una madre que tiene que pagar una pequeña propina al médico si quiere que opere a su hijo y el escándalo de un magnate de los negocios que ha duplicado su fortuna gracias a una privatización amañada por un amigo político, en Rumania existe un abanico infinito de niveles de corrupción. Son más o menos graves. Es algo que todos los ciudadanos saben. Una lacra que unos disfrutan y muchos sufren en este país, clasificado como el más corrupto de la UE junto a Bulgaria. La entrada en la Unión, en enero pasado, no ha puesto fin al mayor problema que sufre el país, que hoy celebra un referéndum para decidir, por primera vez desde la caída de la dictadura comunista en 1989, si hay que destituir a un presidente.

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"Ha habido una mejora general en la corrupción desde 1999, año en el que Rumania fue declarada candidata a la UE, porque se aceleraron las reformas para entrar, pero ahora los controles se están relajando", afirma resignado Matt Loftis, un estadounidense que trabaja en las oficinas de Transparencia Internacional en Bucarest. Pone sobre la mesa un ejemplo claro: el ministro de Justicia acaba de destituir sin más a uno de los fiscales jefe del departamento anticorrupción, Duru Tulus, que tiene bajo su responsabilidad los expedientes más graves, alegando que sus casos no avanzan. Muchos ven detrás un plan para deshacerse de un fiscal incómodo.

Las estadísticas de la Fiscalía Anticorrupción rumana convierten a los inculpados en la Operación Malaya de Marbella en unos aficionados. Un total de 360 personas fueron enviadas a juicio el año pasado en Rumania -149 de ellas tenían un cargo de responsabilidad- por 960 delitos relacionados con sobornos, comisiones ilegales, abuso de poder y evasión fiscal. Entre los procesados hay 11 miembros del Parlamento (incluido el ex primer ministro Adrian Nastase), dos secretarios de Estado, dos responsables políticos de provincias, dos alcaldes, ocho magistrados, 60 agentes de policía y más de 20 funcionarios de aduanas.

La corrupción es el detonante de la crisis política que atraviesa el país. La campaña previa al referéndum de hoy ha sido una competición para ver quién ha robado más. En esta votación está en juego el futuro del presidente, Traian Basescu, un reformista de centro que ganó las elecciones en 2004 con el apoyo de varios partidos (principalmente el Liberal) que ahora le han abandonado y quieren que se vaya. Los sondeos le dan la victoria a este ex capitán de barco, que lleva suspendido del cargo desde 19 de abril por decisión del Parlamento.

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Los liberales y los socialdemócratas (en la oposición) le acusan de abuso de poder para atacar a sus rivales políticos. Basescu y los que le apoyan responden que quieren detener sus reformas contra la corrupción, dirigidas por la ex ministra de Justicia Monica Macovei, que se vio obligada a dimitir tras la suspensión de Basescu. "Ella puso el dedo en la llaga", cuenta Sorin Ionita, de la Sociedad Académica Rumana, un grupo de investigación y políticas públicas. "En este país se hacían muchos favores a las empresas por la vía rápida, a golpe de decreto, y Macovei dijo que esto tenía que acabar y todos se llevaron las manos a la cabeza", añade.

La corrupción es habitual en la sociedad rumana. Tiene su origen en el pasado comunista, lleno de penurias económicas, que han vivido los rumanos, que a finales de los ochenta no tenían ni para comer. El dictador Nicolae Ceausescu dejó al país sumido en la pobreza. La renta media de un rumano, pese a crecer la economía en la actualidad a un ritmo del 7% anual, apenas supera el 30% de la renta media europea. El salario medio (300 euros mensuales brutos) no dan para llegar a fin de mes y por eso mucha gente se ha acostumbrado a que le pidan una propina para solucionar sus problemas con la Administración, la escuela, el médico... A modo de complemento salarial... No es de extrañar que la lengua rumana disponga de hasta cuatro términos para designar esa propina forzosa.

Una mujer pasa por delante de un cartel del presidente rumano, Traian Basescu.
Una mujer pasa por delante de un cartel del presidente rumano, Traian Basescu.REUTERS

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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