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Reportaje:

Enemigos del Estado

El Gobierno vigila estrechamente e impide salir de China a Zeng y su marido

Hu Jia y Zeng Jinyan se disponían a dirigirse al aeropuerto de Pekín el pasado día 18, cuando ocho policías se presentaron en su casa y les dijeron que no podían salir de China. Tenían previsto volar a Hong Kong, la primera etapa de un viaje de dos meses, que incluía varios países europeos, entre ellos España. Su objetivo era explicar la situación del sida y de los derechos humanos en China.

Nada más lejos de los deseos de Pekín. Los agentes interrogaron a Hu en la comisaría durante cuatro horas, y les acusaron a él y a su esposa de "poner en peligro la seguridad del Estado", según explicaba Hu por teléfono. "También me preguntaron por el documental que hemos hecho sobre cómo nos vigilan y nos siguen", dice. Después fueron puestos bajo detención domiciliaria por tiempo indefinido.

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El régimen chino teme a la disidencia

"El Gobierno teme que lo que digamos pueda generar oposición en el extranjero y se produzca un boicoteo a los Juegos Olímpicos, como ocurrió en Moscú, en 1980, por la invasión soviética de Afganistán", afirma.

El lunes pasado, la policía permitió a la pareja viajar a Fujian debido a la muerte del abuelo de Zeng. Desde que aterrizaron, agentes secretos les siguieron constantemente. El martes, Jiang Yu, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, declaró que no tenía detalles del caso y que no podía hacer ningún comentario.

Según Hu Jia, las autoridades llaman "poner en peligro la seguridad nacional' a la libertad de expresión. El Gobierno es dictatorial, y no quiere que la sociedad civil se desarrolle. Los Juegos Olímpicos no son más que un juego político. El partido comunista sólo pretende mostrar al mundo entero una sociedad armoniosa y legitimarse".

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