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Tragedia en el Mediterráneo

Un barco español lleva tres días al sur de Malta con 26 náufragos que nadie quiere

El Ministerio de Exteriores asegura que España acogerá a los 'sin papeles' subsaharianos

El remolcador español Montfalcó rescató el sábado por la mañana en el centro del Mediterráneo, entre Malta y Libia, a 26 inmigrantes subsaharianos cuya barca se iba a pique. Desde entonces, hace tres días, espera órdenes del Gobierno español acerca de qué hacer con los náufragos. Malta, el puerto más próximo de la UE, y Libia, país responsable del salvamento y rescate en aquellas aguas, se niegan a acoger a los sin papeles. Un portavoz del Ministerio de Exteriores español declaró ayer que el Montfalcó se dirigía hacia España, pero fue desmentido por la naviera.

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El Montfalcó es uno de los cuatro remolcadores que posee la empresa tarraconense Navegadores y Servicios (Naserer), cuya sede se halla en Sant Carles de la Ràpita. Desde hace 12 años se dedican al transporte de artefactos flotantes, sobre todo enormes nasas, formadas por un aro de 50 metros de diámetro del que cuelga una red cilíndrica de 30 metros de profundidad. Cuando esas trampas descomunales se hallan repletas de atunes vivos, los barcos las remolcan hasta los viveros de Italia o España.

El viernes por la noche el Montfalcó se hallaba a cien millas al sur de Malta y a otras cien al norte de Libia, a la espera de recoger una de esas nasas, cuando se le acercó una barcaza con 26 subsaharianos. "Intentaron que el remolcador les recogiera, pero el capitán les hizo ver que estaban trabajando y, además, que a bordo no había espacio para tanta gente", relata el gerente de Naserer, Florencio Macías. Los seis tripulantes del Montfalcó les dieron agua, comida y gasolina para que pudieran continuar su ruta, pero los inmigrantes decidieron quedarse en las cercanías. El sábado por la mañana los marineros españoles descubrieron que la barca se había hundido y que los subsaharianos estaban a punto de ahogarse. Fue entonces cuando decidieron subirlos a bordo.

Macías, que insiste en hacer constar sus elogios hacia la actitud de la tripulación, explica que a partir de ese momento se produjeron largas negociaciones entre el Gobierno español y los de Malta y Libia. Aunque el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Alfonso Barnuevo, dijo ayer desconocer esos contactos e insistió en que desde el primer momento España se planteó acoger a los inmigrantes, fuentes de La Valeta y de Trípoli confirmaron a este periódico que las negociaciones se produjeron y que tanto Malta como Libia rechazaron el desembarco de los náufragos. En concreto, el ministro maltés de Interior, Tonio Borg, declaró: "Hacemos más de lo que estamos obligados a hacer"

Pero Exteriores no parece dispuesto a admitir el fracaso diplomático. Según su versión, el Gobierno decidió acoger a los 26 sin papeles porque "se trata de posibles solicitantes de asilo que parecen proceder de Costa de Marfil, un país en guerra". Ese argumento humanitario no fue aplicado en el caso de los supuestos marfileños que viajaban en los barcos Marine I y Happy Day, interceptados hace dos meses en África occidental, que fueron repatriados de inmediato.

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A media tarde de ayer, el portavoz del ministerio declaró que el Montfalcó navegaba hacia España con los inmigrantes desde las tres de la tarde. Pero dos horas después fue desmentido por el gerente de la naviera: "El barco sigue allí. No puede abandonar las nasas vacías. Además, el tiempo en la zona es malo, y no hay a bordo ropa de abrigo suficiente. La comida y el agua comienzan a escasear. No parece que una travesía hasta España sea la mejor opción, y no lo digo sólo por los perjuicios económicos que ocasionaría. Creo que lo mejor sería trasladar a los náufragos a otro buque y llevarlos a un puerto cercano", declaró. "La situación a bordo es desesperada. Los tripulantes se sienten abandonados", informó a Europa Press Pedro Peredo, capitán del Montroig, que se halla próximo al Montfalcó.

A pesar de los tres días de espera en medio del mar, Macías mantiene una actitud conciliadora hacia las autoridades: "Nos consta que están haciendo lo posible, tanto el embajador de España en Libia como la Embajada en Malta y también Salvamento Marítimo. No obstante, si no nos dan una solución, nos veremos obligados a ordenar el regreso del barco a Tarragona". El remolcador se hallaba ayer a 755 millas de España. Incluso con buen tiempo, tardaría tres días en recorrer esa distancia.

El caso del Montfalcó recuerda al del pesquero Francisco y Catalina, que en julio del año pasado recogió a 51 inmigrantes a cien millas de Malta, cuyas autoridades sólo permitieron su desembarco tras 10 días de negociaciones, durante los cuales se produjo un intercambio de inmigrantes entre varios países mediterráneos.

Un inmigrante mira a través de la alambrada de un centro de acogida en Lampedusa en junio de 2003.
Un inmigrante mira a través de la alambrada de un centro de acogida en Lampedusa en junio de 2003.REUTERS

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