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Entrevista:Ali Lariyaní | Jefe negociador atómico de Irán

"Si EE UU deja atrás su unilateralismo, podremos avanzar sobre la cuestión nuclear"

Ángeles Espinosa

Elegante y sobrio, Ali Lariyaní, de 49 años, se ha ganado fama de pragmático frente al radicalismo del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que le derrotó en las elecciones de 2005. De inmediato el complejo sistema de contrapesos de la República Islámica le puso al frente del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el órgano del que depende la política exterior y el programa atómico.

"Solana y yo hemos discutido conceptos y planteado ideas para desbloquear la situación actual"
"Si algún país europeo quiere implicarse más activamente en la cuestión atómica, lo aceptaremos encantados"
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Como secretario general del mismo está al frente de las negociaciones nucleares. Pero el estilo dialogante y la imagen sonriente que ofrece junto al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, no deben engañar sobre sus convicciones. Lariyaní siempre se mostró muy crítico con la suspensión del enriquecimiento de uranio que el Gobierno del reformista Mohamed Jatamí pactó con la UE a finales de 2004. En una entrevista con EL PAÍS antes de regresar hoy a Teherán, Lariyaní admite: "Si EE UU deja atrás su unilateralismo, podremos avanzar tanto sobre Irak como sobre la cuestión nuclear".

Pregunta. Tras sus reuniones con Solana siempre oímos buenas palabras. ¿Qué avances concretos han logrado en Madrid?

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Respuesta. No siempre ha sido así. A veces hemos alcanzado acuerdos, pero ha habido terceros que no han permitido ponerlos en práctica. En esta reunión, hemos expuesto los temas con claridad y transparencia. Hemos discutido conceptos que pueden servir de base a las negociaciones y también se han planteado ideas para desbloquear la situación actual. Hemos acordado trabajar sobre ellos durante las próximas dos semanas. Eso por sí mismo indica que hay capacidad para resolver este asunto. No quiero exagerar, pero existe potencial.

P. Cuando habla de terceros entiendo que se refiere a EE UU... ¿Hasta qué punto un avance en las conversaciones que Teherán y Washington han iniciado en Bagdad puede influir en que se desatasque la crisis nuclear?

R. Se trata de temas de naturaleza distinta, pero hay influencia. Si su lógica incluye la creación de condiciones internacionales más adecuadas, sin duda ayudará. Si [EE UU] dejara atrás su vieja y superada doctrina de unilateralismo, militarismo y ataques preventivos, entonces creo que habría base para solucionar ambos contenciosos. La base para trabajar [juntos], tanto sobre Irak como sobre la energía atómica, es el respeto de las normas internacionales y de los derechos de los pueblos. Ésos son los parámetros para establecer una situación más estable en el mundo.

P. Ha mencionado que uno de los avances de su última reunión con Solana ha sido sentar las bases para desbloquear la crisis nuclear. ¿Está relacionado con la propuesta de doble suspensión (del enriquecimiento de uranio por parte de Irán y de las sanciones económicas por parte de la comunidad internacional)?

R. Las fórmulas anteriores no han dado buen resultado. Si hubieran tenido propiedades milagrosas, ya se habrían visto. Hay que pensar en nuevas iniciativas. Es en lo que trabajamos.

P. ¿Cuáles son entonces los siguientes pasos? ¿Qué pista nos puede dar sobre lo que va a pasar en las próximas semanas?

R. Dentro de una semana se reunirán nuestros segundos a nivel de expertos. Ellos van a discutir los ejes de trabajo que les hemos entregado ambas partes. Con los resultados de ese intercambio, el señor Solana y yo nos volveremos a encontrar dentro de dos semanas.

P. La propuesta de creación de un banco de uranio, ¿les parece útil? ¿Podría contribuir a desbloquear la crisis?

R. El banco de uranio puede ser útil, pero no es fácil ponerlo en práctica. Necesita tiempo, normas internacionales... Hay que confiar en que se pueda llevar a cabo. Como teoría no es mala, aunque no está claro que vaya a tener efecto sobre el problema actual.

P. Irán siempre insiste en que su programa nuclear tiene objetivos pacíficos. Sin embargo, a los inspectores de la ONU les preocupan algunos aspectos para los que no encuentran respuesta. Un ejemplo, el documento que habla de cómo moldear el uranio en esferas, una forma que sólo tiene uso militar. ¿Cómo explican ustedes esos datos dentro de un proyecto civil?

R. Según el [último] informe del señor El Baradei, no han encontrado ninguna desviación. Han dicho que tienen algunas preguntas sin respuesta. Respecto a las esferas de uranio que menciona, nunca he oído hablar de ellas. De todas formas, ellos siempre tienen alguna pregunta y nosotros tratamos de respondérsela. No es tan extraño. Hay 13 países europeos que emplean energía nuclear y también tienen preguntas que responder al Organismo Internacional de la Energía Atómica. Por tener preguntas en el aire no se clausuran las actividades de un país.

P. En una reciente entrevista, usted sugirió que el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, podría actuar de "intermediario honesto" en la crisis nuclear. ¿En qué tipo de mediación está pensando?

R. Lo que se ha publicado necesita una precisión. Fue una respuesta a la pregunta de si el nuevo presidente francés podría contribuir a resolver las crisis de Líbano o de la energía atómica. Mi respuesta fue positiva, pero no fui yo quien planteó el asunto. Incluso sobre Líbano, la transcripción no fue muy exacta ya que lo presentaron como un plan iraní para Líbano.

P. Puesto que menciona Líbano, ¿qué sugiere para que ese país salga del atolladero en que se encuentra?

R. Cité algunos puntos que pueden ser útiles. Por ejemplo, sobre el tribunal para el seguimiento del asesinato de Hariri. Hasta donde yo sé, todo el mundo está de acuerdo en que hace falta un tribunal que investigue el caso. Pero en Líbano se defiende un tribunal libanés no internacional. Sin embargo, el Consejo de Seguridad ha respaldado algo diferente y esto tendrá consecuencias. Otro punto es la celebración de elecciones anticipadas, que en otros países se emplea para salir de situaciones de crisis. Además, está pendiente la fórmula para elegir al presidente. Tienen que llegar a un acuerdo sobre ello. Y si no quieren adelantar las elecciones, al menos tienen que formar un Gobierno de unidad nacional. Por último, está el tema de Hezbolá. ¿Van a renunciar a su actividad militar y centrarse en la política? En mi opinión, Hezbolá es una fuerza de resistencia del pueblo libanés, que se enfrenta a un enemigo extranjero. Es muy necesario, pero sin duda quiere participar en política. Si un día el Ejército libanés alcanza la capacidad de proteger a su país de los enemigos extranjeros, entonces será distinto. Estas ideas pueden servir de base para las conversaciones entre Irán y la UE. Y si hay algún país europeo que quiere implicarse más activamente en la cuestión nuclear, lo aceptaremos encantados. El problema es que se dejaron apartar de la mesa de negociaciones y eso no es lógico porque nosotros estamos listos para negociar en cualquier momento y en cualquier lugar. Para cualquier tema internacional hay que reunirse, sentarse y hablar. Si no negociamos cara a cara, ¿cómo podemos entender la posición de la otra parte? Sin negociaciones no se puede avanzar.

P. Por eso ha creado tal expectación la reunión de representantes iraníes y estadounidenses en Bagdad. Ahora su estancia en Madrid ha coincido con la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice. ¿Ha recibido usted alguna solicitud para reunirse con ella aquí?

R. No. Ha sido una pura coincidencia. Hace tres semanas que acordamos esta reunión con Solana y desconocía que iba a coincidir con Rice. Ayer me enteré de su viaje por las manifestaciones que vi en la calle.

El negociador iraní Ali Lariyaní, ayer en Madrid.
El negociador iraní Ali Lariyaní, ayer en Madrid.CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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