_
_
_
_
_
Reportaje:Tenis Roland Garros

La final de los récords

Nadal, que no ha perdido ningún 'set', igualará a Borg si gana por tercera vez consecutiva - Federer busca completar la corona del Grand Slam

La última vez que Rafael Nadal jugó contra Roger Federer ganó una camiseta y perdió una final. Ocurrió en el Masters de Hamburgo. Allí, entre la humedad y el frío alemán, el suizo acabó con la impecable racha del español, que sumaba 81 victorias consecutivas sobre la tierra batida. Y allí, quitándole un ladrillo más al muro que siempre separó al número uno mundial de su más inmediato perseguidor, a McEnroe de Connors, a Lendl de Wilander, Nadal le pidió a Federer su camiseta y un autógrafo como recuerdo. Hoy no pedirá más regalos. Juega la final de París contra Federer y busca ser el primer tenista en ganar tres Roland Garros seguidos desde que lo lograra el sueco Bjorn Borg en 1980. Lo hace con "un problemilla" en el tobillo derecho. Y frente a un tenista a la caza del único título del Grand Slam que le falta. La altura del reto de Federer se mide repasando la exclusiva lista de los que han ganado los cuatro grandes: Rod Laver (dos veces), Donald Budge, Fred Perry, Roy Emerson y Andre Agassi.

Más información
Henin suma su cuarto Roland Garros tras arrollar a Ivanovic

"Llevaba 81 partidos sin perder y me hacía ilusión tener la camiseta del hombre que me ganó. Y más si es de Federer", explicó ayer Nadal a la marabunta de periodistas españoles que invadieron la pista en que se entrenaba. Luego, el silencio. Nadal se fue a atender a los reporteros extranjeros. No se presentaron más de cinco. Y el campeón, disgustado, decidió irse al hotel para "descansar", para probarse el traje con el que hoy (gane o pierda) acudirá a la embajada española en París y para tratarse sus dolores con el fisioterapeuta. "A lo del tobillo no le damos importancia", insistieron desde su entorno; "es una pequeña cosilla en el ligamento, un pequeño dolor que ya está controlado".

A Nadal le piden estos días que tenga sentido de la historia. Que reflexione sobre su papel como el único hombre capaz de impedir que Federer entre hoy en el Olimpo del tenis. ¿Cree que el suizo es el mejor de siempre?, le preguntan. "Los números aún no lo dicen. Tenísticamente, sí. Tiene confianza. Va a ser muy difícil", contesta el español, el primer tenista que llega a la final sin perder un set desde Alberto Berasategui (1994); "físicamente, no me puedo quejar. Ningún partido me ha desgastado en especial. La experiencia me da más tranquilidad. Tener ya dos Copas en casa me ayuda a saber que lo puedo conseguir. Aunque pierda, llegué a la final. Y eso es un gran resultado".

Nadal se pasea por Roland Garros con la cara de un niño colgada de su acreditación. Usa la misma fotografía desde hace tres temporadas, cuando llegó a París en muletas. Desde entonces, nunca ha perdido. Ha ganado dos veces. Y en las dos ocasiones ha derrotado a Federer dejando varias anécdotas por el camino. En 2005, por ejemplo, el suizo temió quedar "como un gilipollas" por pedir que su semifinal ante Nadal se suspendiera. Jugaban al atardecer. "Y odio jugar sin luz", dijo; "pero se juntó la presión del público, de la televisión...". Y Federer perdió. Lo mismo pasó en la final de 2006. El español, todavía sobre la pista, celebró su triunfo agarrando un micrófono para describir a su rival como uno de los mejores de siempre. Sus palabras fueron recibidas con pitos: el traductor creyó que hablaba de sí mismo.

Hoy, claro, Federer espera ser el que dé el discurso del campeón. "La situación es más fácil que el año pasado", explicó ayer; "era mi primera vez frente a la increíble oportunidad de ganar los cuatro grandes. Estoy preparado para el público; para un oponente duro; para la lluvia, si llueve, y para un partido de cinco horas. No hay problema. Desde que conocí a Nadal, cuando jugamos en Miami, he cambiado mis tácticas, sobre todo en tierra. He probado muchas cosas: restos desde la línea de fondo, desde la red... Sé lo que funciona con él y lo que no".

París vive hoy su gran final. La Philippe Chatrier estará llena y recibirá a 40 invitados de Federer. Nadal tendrá "unos poquitos más". Ellos serán su único apoyo: la grada quiere ver una victoria para los libros. "El público estará un poco más con Federer, que nunca ha ganado aquí, pero no contra mí", dijo Nadal. Federer, que vive obsesionado con el viento que sopla en la pista central, sueña con la cuádruple corona. Nadal, con su tercer grande y con igualar a Borg. Hoy juegan la final de los récords. Y sólo una cosa es segura: el perdedor no pedirá ningún autógrafo.

LO QUE HAN DICHO DE ELLOS SUS RIVALES

DE FEDERER

Davydenko: "Juega tan rápido... No le puedes desplazar de derecha a izquierda. Pruebas cualquier cosa y no funciona. Así que te dices: 'Tengo que parar el partido.

No soy tan fuerte'. Lo intentas, lo intentas y... Es duro".

Robredo: "Fallé un par de bolas y pareció que eso le despertara,

como si le hubiera dicho: '¡Levántate!'. Le desperté y luego fue imparable".

Yuzhny: "Podemos hacer las mismas cosas, pero él es el que siempre lo hace

un poco mejor. Uno diría que no tiene emociones hasta que le ve cometer un fallo".

DE NADAL

Djokovic: "Físicamente, es el mejor del mundo. Hay que rebasar sus límites.

Domina. Antes del partido, su adversario ya se siente frustrado".

Moyà: "Mejora su juego año a año. Es muy sólido. Aquí, su bola es muy profunda

y tiene mucho peso. Comete pocos errores. Siendo sincero, no pude hacer gran cosa".

Hewitt: "Las condiciones de París le vienen perfectamente. Aquí, sus golpes liftados

son muy eficaces. Está por todas partes. Se desplaza y cubre muy bien la pista".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_