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Rusia propone un nuevo orden económico

Putin califica a las organizaciones internacionales de "arcaicas, no democráticas y torpes"

Pilar Bonet

Dos días después de concluir la cumbre con los líderes del G-8 (los países más industrializados del mundo más Rusia) en Heiligendamm, el presidente Vladímir Putin arremetió contra el "proteccionismo" de los países desarrollados y propuso la creación de "una nueva arquitectura de las relaciones económicas internacionales, basadas en la confianza y en la integración mutuamente ventajosa". Rusia, según dijo, está dispuesta a "colaborar activamente en la formación de una estructura de confianza en la economía global y regional". Putin esbozó algunos trazos de un modelo económico alternativo a aquel en el que Rusia se esfuerza desde hace años por ser admitida, la Organización Mundial de Comercio (OMC).

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Lo hizo en el Foro Económico de San Petersburgo, en presencia de dirigentes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI u organización de Estados post-soviéticos) y cerca de seis mil ejecutivos, empresarios y políticos internacionales reunidos en el evento, que ha adquirido un significado particular. Hasta 2006, la principal cita de promoción internacional de Rusia tenía lugar en Londres, pero este año, debido al deterioro de las relaciones entre Moscú y Reino Unido tras la muerte del espía Alexander Litvinenko, el Kremlin boicoteó la cita de Londres en abril y ha logrado trasladar el debate sobre la economía rusa a su territorio. El desplazamiento hacia el Este es también un símbolo de los tiempos, ya que el concepto de Eurasia y Espacio Euroasiático era un tema dominante en las intervenciones oficiales rusas.

Putin se erigió en portavoz de los productores de hidrocarburos de Asia Central, que hasta ahora dependen de Rusia para sus exportaciones energéticas hacia Occidente y afirmó que "Rusia, como uno de los garantes de la seguridad energética en el mundo, no puede quedarse al margen" de los intentos de los consumidores de diversificar el aprovisionamiento de energía. A su vaga propuesta de "diálogo estratégico de suministradores, países de tránsito y consumidores de recursos energéticos", hubo dos contundentes respuestas, una -asiática- en nombre de los productores y otra -europea- en nombre de los consumidores.

El presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, afirmó que su país, privado de salida al mar, espera que Rusia le dé salida al "océano" para transportar la energía a los consumidores. "El potencial de tránsito debe utilizarse", dijo Nazarbáyev, e indicó que, de lo contrario, Kazajistán tendrá que encontrar otras rutas de exportación. Por su parte, el comisario responsable de comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, manifestó que en el tránsito de energía no necesita de "política" sino de "reglas claras". Mandelson sostuvo que la globalización no admite esferas de influencia y dejó entender que esto es válido también para Asia Central. Según el comisario, el sistema de reglas de la OMC es justamente el espacio de confianza del que hablaba Putin.

Refiriéndose a la OMC, el líder ruso había dicho antes que las organizaciones internacionales aparecen hoy como "arcaicas, no democráticas y torpes" y no tienen en cuenta la actual correlación de fuerzas. Putin acusó a las economías desarrolladas de "proteccionismo", pero también se jactó de la buena marcha de la inversión rusa en el extranjero, que según sus cálculos, supera los 140.000 millones de dólares. El líder ruso dijo que "no por casualidad" se están formando "asociaciones y acuerdos regionales paralelos que crean, de hecho, una nueva estructura del mercado global". Putin ignoró los problemas que los grandes inversores como Shell o British Petroleum han encontrado en Rusia y dijo que la economía de su país, incluida la infraestructura, la energía eléctrica, está abierta a los inversores extranjeros. En las mesas redondas, los ejecutivos de las grandes compañías energéticas no exteriorizaron ninguna crítica sustancial al país en el que invierten y piensan seguir invirtiendo.

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Si Putin pretendía perfilarse como el líder del espacio centroasiático, Nazarbáyev indicó que no se lo iba a poner fácil. El líder de Kazajistán dijo que su país proporcionalmente invierte más que Rusia en el extranjero, elogió el modelo integrador de la Unión Europea y propuso crear una estructura de coordinación entre esta entidad y la CEI. Nazarbáyev criticó con virulencia a esta última organización por no haber sabido resolver tareas como la creación de un espacio económico común.

Vladímir Putin (en primer término), junto a otros jefes de Estado de la CEI, ayer en San Petersburgo.
Vladímir Putin (en primer término), junto a otros jefes de Estado de la CEI, ayer en San Petersburgo.AP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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