"Salió todo bien aunque el recuento fue un desastre"

Rodolfo Martín Villa, leonés, de 72 años, era ministro de la Gobernación y vive el recuerdo del 15-J como "el día más importante de la transición", aunque para él fue más grave, "de mayor responsabilidad", el día de reflexión, el 14-J. "Había que prepararlo todo, no había experiencia". Transitó por las más diversas aceras del franquismo. Aquí recuerda aquel día.

Pregunta. ¿Qué imagen tiene de ese día?

Respuesta. La incertidumbre. La preparación de todo el aparato electoral. Eso ya forma parte de la normal administración política, pero entonces tuvo que ponerse en marcha desde la nada, sin apenas pericia. Ya el día de las elecciones, casi no tuve tiempo de participar en la alegría de los resultados.

P. Había temor.

R. A atentados terroristas, a que no saliera bien... Al día siguiente sí lo pude celebrar; si le digo honestamente, no porque ganáramos nosotros, sino porque salió bien. Un alivio.

P. ¿Le dio alguna indicación especial Adolfo Suárez?

R. No, ninguna. Que todo saliera bien. El recuento fue un desastre. Recuerdo mi sensación de ridículo, porque fallamos, y no poco, en el mecanismo de la información.

P. ¿Qué cara se le quedó?

R. Era una ley electoral impecable, y fue la que se usó luego en las elecciones que ganó Felipe González. Pero había mucha desconfianza hacia nosotros, que éramos un Gobierno que había iniciado el proceso hacia la democracia, pero que no había sido elegido democráticamente. No hubo delegados gubernativos en las mesas, y no se permitió que la información fluyera de las mesas electorales a los gobiernos civiles. Así que la información que se recibía venía directamente de las juntas electorales, presididas por la autoridad judicial..., y eso retrasaba mucho el proceso. Dábamos cifras infinitesimales, y eso fue lo que me produjo sensación de ridículo. Es el punto negro que tengo de aquel recuerdo.

P. Un momento importante de su biografía.

R. Fue la culminación de un proceso político. Un Gobierno no democrático lidera el proceso para llegar a la democracia. Hay otros hitos, como la Ley para la Reforma Política, la legalización de los partidos, el pluralismo sindical..., las elecciones.

P. Y se acabó la dictadura.

R. Yo tuve esa sensación cuando dejó de haber presos políticos en las cárceles. Y ya no había exiliados... No puedo decir que estuve siempre en la democracia, no tendría ningún sentido, pero sí estuve siempre en la reconciliación. Y ése fue un símbolo.

P. ¿Quién puso más, la izquierda o ustedes?

R. Desde el punto de vista formal, triunfamos los partidarios de la reforma. Y los que querían la ruptura también estaban deseando la reforma.

P. ¿Quién fue más duro, Felipe González o Santiago Carrillo?

R. Tuvimos más protagonismo, fíjese usted, los que veníamos de credenciales más discutibles, el franquismo y el comunismo. Con Suárez, todos los ministros menos dos teníamos que ver de hecho con el franquismo. La colaboración con Carrillo fue más estrecha en este proceso, pero nadie duda de que la izquierda española resulta representada democráticamente por la parte más castiza de la izquierda española, que es el Partido Socialista.

P. ¿Le perdonaron los franquistas?

R. La ortodoxia del régimen anterior fue mucho más crítica con gente como yo. Pero ha pasado el tiempo, y ya buena parte de esos sectores ha interiorizado que bastante desgracia es que un régimen político nazca de una Guerra Civil y produzca otra para seguir en el poder. Adolfo Suárez y los que estuvimos con él ayudamos a que aquel régimen no terminara con otra Guerra Civil.

P. Se ha agigantado la figura de Suárez, pero sufrió mucho acoso.

R. Eso iba en el sueldo..., y su trabajo hizo que este país iniciara un cambio precisamente ese día, el más importante de la transición.