_
_
_
_
_

La desertificación del fondo del mar

La protección de las praderas marinas es una demanda creciente de ecologistas y oceanógrafos. Según el informe Praderas Sumergidas, presentado ayer por la organización ecologista Oceana y la Fundación Santander, el Mediterráneo ha perdido ya un 50% de estos hábitats y su extensión disminuye al año entre un 3% y un 5%.

La defensa de estos ecosistemas no es un capricho ecologista. Según Oceana, las más de 60 especies de estas plantas marinas, llamadas fanerógamas, tienen gran importancia para el equilibrio de la biodiversidad. Sirven de casa y alimento a cientos de especies de peces, crustáceos y moluscos que luego acaban en la mesa. Su productividad se ha llegado a cifrar económicamente. Los ecosistemas que forman son considerados 10 veces más valiosos que los bosques tropicales, 14.000 euros anuales por hectárea.

Las praderas marinas evitan además la erosión de las playas y contribuyen a la producción de oxígeno en mayor cantidad que las selvas tropicales, según el director de Oceana, Xavier Pastor.

Pero todos estos beneficios se ven amenazados. Artes de pesca destructivas, fondeos de embarcaciones, regeneración de las playas, puertos deportivos y espigones aplastan grandes extensiones de estos hábitats que albergan algunas especies en peligro como los caballitos de mar y las agujas de mar. Los autores del informe pidieron que las praderas marinas se incluyan en la directiva europea de hábitats para que sean protegidas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_