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Reportaje:La política de alianzas tras el 27-M

Matas contradice la palabra de Rajoy

El presidente del PP dijo tras las elecciones: "Aquí no dimite nadie". Paró la fuga del extremeño Floriano, pero no la de Matas

Carlos E. Cué

Mariano Rajoy se mueve muy a disgusto entre el ruido mediático. Odia los titulares de prensa. Alguna vez ha comentado a los periodistas que él haría los periódicos sin titulares, porque le gustan los textos, pero no las letras grandes con mensajes cortos y, por tanto, malinterpretables. Por eso, en la dirección del PP no ha sentado muy bien, aunque entiendan los motivos personales, la retirada de Jaume Matas. El presidente balear ha desautorizado nada más y nada menos que al líder del partido, que al día siguiente de las elecciones, hace menos de un mes, lo dejó clarísimo: "He hablado con todos [los cabezas de lista] y aquí no dimite nadie".

Entonces nadie pensaba que Matas pudiera dejar la política. Rajoy estaba respondiendo a los periodistas sobre el líder en Extremadura, Carlos Floriano, que después de unos resultados muy modestos había anunciado en rueda de prensa su dimisión. La dirección del PP se lo impidió, y Floriano acató la orden. Se presentaba por segunda vez y no logró apenas mejorar los resultados -repitió porcentaje, el 38,7%, a 14 puntos del PSOE; logró uno de los tres escaños que perdió IU, el PSOE se llevó los otros dos, y subió 150 votos, mientras los socialistas ganaban casi 8.000-. Y eso a pesar de que enfrente ya no tenía al todopoderoso Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sino al hasta hace poco desconocido Guillermo Fernández-Vara, ex consejero de Sanidad.

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Floriano fue obediente, y espera su momento para dejar la primera línea. Matas no. Y el PP se enfrenta así a la cruda realidad que Rajoy se empeñó en negar: los populares han ganado votos y han logrado superar al PSOE en toda España, pero tras estas elecciones se confirma la lenta pero constante pérdida de poder que sufren desde 2004.

El PP paró la salida de Floriano precisamente para evitar que la prensa tuviera argumentos para propagar este tipo de análisis. "No tengo una sensación agridulce, para nada", contestó Rajoy tras las elecciones preguntado por esa pérdida de poder -ha dejado de gobernar en 11 capitales de provincia y, si se confirma lo de Baleares, en una comunidad, a la espera de lo que suceda en Navarra-. "Al contrario, tengo una gran satisfacción personal", señaló Rajoy.

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La salida intempestiva de Matas, que sólo avisó a Rajoy el día anterior, está siendo a la vez comprendida desde el punto de vista personal y criticada desde el plano político en el PP. Los que han trabajado con él en los últimos años señalan que Matas siempre ha dejado abierta la puerta de la salida de la política. "No es un profesional de la política. Desde que fue ministro estaba decidido a dejarlo. Quería cambiar de vida. Aznar le ordenó que fuera a Baleares en 2003, pensó que perdería y ganó. Pero quería dejarlo. Y ahora Mariano le había convencido para que siguiera, pero con el compromiso de dejarlo. Ya tenía el relevo a punto [Rosa Estarás] para dejarlo dentro de un año. El problema es que ha perdido, que no estaba en los planes. En todo caso se hubiera ido en 2008 al extranjero, ya lo había pactado. La actitud de Munar ha terminado de precipitar las cosas", señala un miembro de la dirección que estuvo con él en el Gobierno del PP.

Otros dirigentes, sin embargo, aún comprendiendo los motivos personales, creen que al menos debería haber esperado un tiempo para evitar que quede en evidencia a menos de un mes de las elecciones que no todo era tan perfecto como lo dibujó Rajoy. Y sobre todo porque ha dejado en nada la palabra del líder, y su "aquí no dimite nadie", en un partido donde la coherencia y la fidelidad a las órdenes de la jerarquía son un valor incontestable.

"Yo entiendo los motivos personales, todos los tenemos, pero a Matas el partido siempre lo ha tratado muy bien, y al menos podía aguantar un poco. Cuando tuvo la desgracia de quedarse a un tris de la mayoría absoluta, en 1999, y el mismo pacto que ahora le quitó el Gobierno, Aznar lo hizo ministro y lo trajo a Madrid. Es cierto que fue forzado las dos últimas veces, pero podía haber esperado un poco más", sentencia otro dirigente, que insiste en que tiene un gran afecto por Matas, un hombre sin enemigos visibles entre los barones del partido.

El PP, además, había preparado todo un argumentario para la pérdida de Baleares: culpar a la Ley Electoral. De hecho, Eduardo Zaplana ha anunciado en el Congreso que el PP promoverá una reforma para evitar que un partido pequeño -UM tiene el 6%- pueda condicionar un Gobierno hasta el punto de exigir la presidencia, algo que sin embargo no se da en Baleares ni en el Ayuntamiento de Mallorca, como temía el PP. Ese cambio de la Ley Electoral era su estrategia de choque contra la pérdida del poder en Baleares. Pero la huida de Matas ha concentrado la atención en otro punto, y los titulares que tan poco gustan al líder han sido provocados esta vez por alguien de su partido.

Jaume Matas, el jueves, momentos antes de anunciar su retiro.
Jaume Matas, el jueves, momentos antes de anunciar su retiro.EFE

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