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Reportaje:

La excepción moral de los Kaczynski

Varsovia quiere excluir de la justicia europea a los polacos que "atenten" contra la familia

Cristina Galindo

El conservador Gobierno polaco, comandado por los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski (presidente y primer ministro, respectivamente), pretende que sus 38 millones de ciudadanos no tengan los mismos derechos que el resto de los europeos. Varsovia ha incluido en el borrador del futuro tratado de la UE una cláusula de moralidad que, en la práctica, impedirá a los polacos protestar ante el Tribunal europeo de Luxemburgo cuando se les acuse en Polonia de violar la moral pública y la integridad física y familiar. Todo apunta a que su objetivo es doble: conseguir que salgan adelante sin ningún tipo de impedimento los planes de Varsovia para prohibir en las escuelas "la propaganda homosexual" (como ellos la llaman) y restringir más el aborto.

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Los Kaczynski no están dispuestos a que la entrada del país en la UE les impida llevar a cabo su campaña de limpieza de la moralidad pública polaca. Para ello, la semana pasada consiguieron introducir, ante la perplejidad del resto de socios, una excepción en la Carta de Derechos Fundamentales del último borrador del tratado europeo que sólo sirve para Polonia, y que deja fuera de la protección de esta Carta cualquier ley que elabore Varsovia y que esté relacionada con la familia, la moral pública y la integridad física. La inclusión de esta cláusula de moralidad no es definitiva y aún existe la posibilidad de que se elimine del texto durante la presidencia portuguesa de la UE.

La cláusula, situada en el apartado 18 del documento, lo deja claro: "La Carta [de Derechos Fundamentales] no afecta en modo alguno al derecho de los Estados miembros [sólo Polonia] a legislar en el ámbito de la moral pública, el derecho de familia, así como la protección de la dignidad humana y el respeto a la integridad física y moral humana".

A falta de conocer su aplicación práctica exacta (este diario ha intentado sin éxito obtener esa explicación por parte del Gobierno de Varsovia), la frase no deja mucho lugar a dudas. Así, el ultranacionalista ministro polaco de Educación, Roman Giertych (conocido por su radicalismo católico y su homofobia), podría llevar a cabo sin problemas su plan -calificado de discriminatorio por Bruselas- de prohibir a los profesores que hablen de homosexualidad o muestren abiertamente su homosexualidad en las clases. A modo de ejemplo, si un maestro llegara a ser despedido por mostrar en clase que es gay, no podría recurrir ante el Tribunal de Luxemburgo.

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"Se trata de una muy mala noticia", explica Tomazs Szypula, de la Campaña contra la Homofobia. "Significa que los polacos tenemos unos derechos diferentes del resto de países y que, si este artículo entra en vigor, no se reconozcan los pocos derechos que habíamos conseguido", se lamente Szypula, que también espera que esta propuesta se caiga durante el semestre de la presidencia portuguesa, que comienza el próximo 1 de julio.

Otra aplicación lógica de esta cláusula de defensa de la integridad física podría ser el aborto. En Polonia interrumpir el embarazo está permitido en caso de violación, malformación congénita o riesgo para la vida de la madre. Y se aplica con dureza, como se pudo ver en el caso de Alicja Tísica, que solicitó el aborto ante la posibilidad de que su tercer embarazo le agudizara la miopía que padecía, se lo negaron y se quedó ciega. En abril pasado, la Corte Europea de Derechos Humanos condenó a Polonia por ello. En Varsovia, ni se inmutaron.

Los gemelos llevan tiempo intentando por las buenas, y sin éxito, convencer al resto de socios de la Unión de las bondades de su cruzada contra los homosexuales y el aborto. La semana pasada intentaron imponer sin éxito esta cláusula a toda la Unión. Un momento clave fue una reunión celebrada el viernes pasado, a la que asistieron el presidente francés, Nicolas Sarkozy; el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero; el mandatario polaco, Lech Kaczynski; el primer ministro británico, Tony Blair, y el luxemburgués, Jean Claude Junker. Kaczynski insistió en introducir la cláusula de la moralidad para todos los Estados miembros. La propuesta sorprendió al resto. Rechazaron la oferta, pero esa cláusula se introdujo sólo para los polacos.

Mientras tanto, Naciones Unidas ha aceptado la propuesta de Polonia -cuyas relaciones diplomáticas con Alemania pasan por un mal momento- de renombrar el campo de concentración de Auschwitz para que quede claro que fue dirigido por alemanes y no por polacos, informa Reuters. Auschwitz y el campo vecino de Birkenau se llamarán a partir de ahora Campo de Concentración y Exterminio Nazi Alemán de Auschwitz-Birkenau.

Lech (abajo) y  Jaroslaw Kaczynski,  en la catedral de Varsovia.
Lech (abajo) y Jaroslaw Kaczynski, en la catedral de Varsovia.REUTERS

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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