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Las estrellas ya no llenan

Mick Jagger y Keith Richards han tenido suerte en Madrid. El pasado viernes sólo se tuvieron que enfrentar a 2.000 asientos vacíos en el estadio Vicente Calderón en su penúltimo concierto de su gira española. Lo que hace años era inimaginable, ahora es un mérito. En los últimos años, el precio de los billetes de los grandes conciertos ha crecido tanto (hasta un 61% más que otros eventos culturales, según algunos estudios económicos) que el público se ha plantado.

Elton John, George Michael o The Who han tenido que suspender algunos conciertos europeos. La excusa oficial: "Problemas técnicos". La real, la falta de público que se niega a gastar tanto dinero.

"Prácticamente hemos llenado los conciertos, pero esta vez no ha sido nada fácil. Ha habido que trabajárselo mucho", reconoce Eduardo Moller, responsable de Gamerco, la promotora que ha organizado los conciertos de los Stones en Barcelona, Madrid y San Sebastián, ninguno con las entradas agotadas. "Por una parte, ha pesado mucho la cancelación de la gira anterior. Por otra, hay que tener en cuenta que el público de los Stones es muy particular. Es como un acontecimiento familiar. Los ven una vez y ya es suficiente", admite. Pero también existen las excepciones. La esperada y rentable vuelta del trío Police, por ejemplo. El público devoró las 60.000 entradas en tan sólo siete horas. No hubo dudas en las taquillas para ver el único concierto del grupo inglés en España (27 de septiembre en Barcelona).

Las grandes producciones que llevan los grandes grupos (los Stones llegaron a España con 110 camiones, 11 autobuses y casi 300 trabajadores) obligan a los promotores a elevar los precios de las entradas.

Así, en El Ejido, la entrada más barata no bajaba de los 86 euros, cuando, por ejemplo, en un partido Madrid-Barça los precios más bajos rondan los 50-60 euros. En cualquier caso, la falta de público sólo afecta a los promotores, ya que el grupo sigue cobrando la misma cantidad independientemente del público.

Una de las razones de este astronómico aumento de precios se debe a lo que los economistas ya han bautizado como la teoría de Bowie. El cantante inglés David Bowie fue el primero en poner en guardia a la profesión ante las descargas ilegales por Internet y vaticinó, hace años, que la única y más rentable fuente de ingresos para los músicos sería salir de gira. "La música será tan barata como el agua corriente y la electricidad", avisó. "Así que mejor que os preparéis para estar todo el día en la carretera". Y en eso andan, aunque el público no responda.

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